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Combatir la variante Delta

    • 27 jun 2021 / 01:00
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    SI vemos las barbas de nuestros vecinos pelar, deberíamos poner las nuestras a remojar. Por eso sorprende que en la misma semana en la que se confirma que la variante india, denominada Delta por la OMS, está aumentando los contagios en Reino Unido e Israel (países con una situación sanitaria supuestamente aventajada), aquí se anuncie el fin del uso de las mascarillas en espacios abiertos.

    Deseamos que esta vez las autoridades políticas hagan caso a las eminencias sanitarias que están pidiendo prudencia, y matizando los pocos escenarios en los que se podría relajar su uso manteniendo la distancia social. Nuestros políticos no deben jugar con la salud de las personas. Esta nueva medida se nos antoja imprudente, y más propagandística que beneficiosa.

    Una decisión controvertida como la concesión de los indultos no puede ser excusa para tergiversar la realidad sanitaria que aún nos ha de preocupar y ocupar. Tras más de un año de pandemia, ya gozamos de muchas de las libertades que tanto ansiábamos; e incluso podemos hacer vida social, reunirnos en pequeños grupos, permitir que nuestros hijos e hijas practiquen sus deportes favoritos, o movernos libremente.

    Todo esto se ha conseguido gracias a las medidas de prevención, a las vacunas aportadas por la UE, al esfuerzo realizado por nuestros investigadores, y a los recursos sanitarios de las CC.AA.

    Al Gobierno le costó aceptar e implementar los consejos y directrices que recomendaban nuestros expertos del ámbito de la salud. Pues ni aun así aprende el Ejecutivo. Ahora, una vez más, los especialistas nos facilitan información y estudios sobre la peligrosidad de la variante Delta, y sobre la pérdida de efectividad de las vacunas ante la misma. Incluso nos aportan datos relativos a la expansión de dicha mutación en varios países. Es más; hasta conocemos su detección en las aguas residuales de ciudades tan analizadas y monitorizadas como A Coruña.

    Nuestros especialistas nos piden que no bajemos la guardia. Y nos trasladan medidas de prevención y cautela que debemos seguir manteniendo, como el uso inteligente de las mascarillas. Todos estamos cansados de restricciones y de esas prendas que nos impiden respirar, causan reacciones alérgicas en la piel, e incluso provocan cansancio. Pero es lo que toca.

    También nuestros investigadores y sanitarios están fatigados; mas no por ello cejan en su empeño de poner todo su saber y esfuerzo al servicio de nuestra salud. De ahí que su vocación y profesionalidad los lleve a sobreexponerse en la prensa, o a contradecir a las autoridades políticas, aunque ello suponga tener que soportar la injusticia de ser considerados agoreros, pesimistas, o mediáticos. Ellos son, y seguirán siendo, nuestros verdaderos ángeles de la guarda.

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