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Cuidar la democracia

    • 28 jul 2022 / 01:00
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    OYE, Alberto, con todo el respeto te lo digo: al líder de la oposición también se le han de pedir buenas maneras. Es de esperar que casi siempre diga que no a lo que pretenda hacer el Gobierno, porque se puede suponer que él lo haría de otra manera, que tiene otra propuesta, que hasta se le espera que la tenga. Pero también se puede esperar que discrepe con buenos modos de la acción gubernamental.

    Semejante buen comportamiento es simiente de convivencia. Los electores de cada quien ya saben que se piensa distinto, que una cosa es el Gobierno y otra la oposición. Pero también quieren y necesitan saber que, incluso cambiándose los papeles, según le vaya a cada cual la suerte electoral, sigue en pie y con solidez bastante la convivencia democrática.

    Para mí, por ejemplo, no es lo mismo que el presidente del gobierno sea Pedro Sánchez o lo seas tú. Y no hace falta que me explique, porque sabes tan bien como yo con que ideas comulgo. Pero sea cualquiera de los dos el que lo sea, necesito, quiero y exijo que uno o el otro y los dos a la vez seáis garantes de mis derechos ciudadanos. Y esa garantía también sabes que no se puede dar con verborrea grosera.

    España tiene muchos problemas y a lo que los colegas dicen aún puede que vaya a tener más e incluso mayores. Y todos, los de cualquier ideología que profesemos, estamos obligados a hacerles frente con un sentido poco discutible de responsabilidad, incluso diría que de responsabilidad patriótica, incluso en las formas, que va por todos, no por ti o por mí, separados, para ganarle nada el uno al otro, sino juntos, aunque sea con distintos papeles, uno a gobernar y otro a vigilar que lo haga como debe ser.

    Así, sí, juntos, de manera que nunca, sea quien sea el que va delante o detrás, el país sufra la sensación que ahora sufrimos de que para que uno suba otro tiene que caer, con lo que cuestan las caídas, sea la de quien sea la que se produzca.

    Al fin y al cabo, tal como hacéis las cosas, gane quien gane, siempre habrá quien pierda y el país, España, podrá celebrar una victoria, sí, pero sin dejar de pagar cada derrota. Nada nunca le saldría gratis.

    Si convertís la política en una guerra, aunque sólo sea de irrespetuoso blablablá, deberíais saber que, en las guerras, contra lo que se diga, nunca hay vencedores, porque a la postre todos son vencidos. Lo decía mi padre desde las trincheras de Teruel y habiendo pasado el tiempo que pasó, digo yo que tenía razón. Basta ver vuestros debates para saber que nunca los gana nadie.

    Eso, lo que te digo: cuidar las formas es bueno para la democracia.

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