Firmas

Democracia en horas bajas

    • 24 oct 2021 / 01:00
    • Ver comentarios
    Noticia marcada para leer más tarde en Tu Correo Gallego

    MÁS de la mitad de los ciudadanos en el mundo no están satisfechos con el funcionamiento de la democracia en su país. La frustración con la clase política y la inestabilidad económica son las causas principales que conducen a que el apoyo a los valores democráticos sea hoy más débil. Es la conclusión a que se llega en el estudio de Pew Research Center, realizado en 34 países antes de la pandemia.

    Durante los últimos años varios investigadores han llegado a la conclusión de que la democracia se encuentra en un punto de decadencia en el mundo. Los habitantes de EE.UU, Europa y América Latina son los más comprometidos con los valores democráticos y tienden a calificarlos como muy importantes. Sin embargo, esta cifra sólo supone un tercio de los encuestados en cada país.

    Un sistema judicial que trate a todos por igual y combata la corrupción política es la prioridad del 82 por ciento de los ciudadanos, y la igualdad de género resulta importante para el 74%. En cuanto a la libertad religiosa, para el 68 por ciento representa una necesidad. La celebración de elecciones no es sin embargo una prioridad para los ciudadanos.

    El rechazo a la censura es mayoritariamente amplio entre los países de Europa Occidental, EE.UU o Canadá, donde siete de cada diez entrevistados consideran que las libertad de expresión en internet son muy importantes; Sudáfrica y Australia destacan por ser grandes defensores de la libertad de expresión en comparación con sus vecinos.

    A pesar del compromiso con los valores democráticos, el 52% de los encuestados mundiales está descontento. Los inventores de la democracia, los que más: en Grecia un 74% de los ciudadanos considera que no funciona. Contrariamente, la satisfacción entre los habitantes de Suecia o Países Bajos se sitúa en torno al 70%.

    La causa principal de que la democracia se encuentre en horas bajas en todo el mundo se debe, principalmente, a la frustración de los ciudadanos con la clase política: los políticos encarnan este declive de la democracia. En los países analizados, seis de cada diez habitantes no creen que la clase política les tenga en cuenta. La frustración aumenta entre los estadounidenses y los europeos. En cambio, los ciudadanos del sudeste asiático confían más en sus líderes.

    Por suerte, la mayoría sigue considerando el voto como un mecanismo para influir en las decisiones de los gobiernos y sus políticas. Un 67% siente que votar cambia las cosas. España es de los países más inclinados hacia ese ejercicio político: ocho de cada diez ciudadanos opinan que el voto es la solución.

    Aun así, la insatisfacción generalizada con la democracia pone en peligro la confianza en la propia democracia representativa y deja un vacío en el sistema que los movimientos populistas y los líderes alejados de ideales democráticos buscan ocupar, tal como advierte, en fin, el director de esta investigación, Richard Wike.

    Tema marcado como favorito