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    • 15 abr 2021 / 01:00
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    CUENTAN “los ilusionistas de la economía” que España podría llegar a crecer hasta un 6,5 % en los próximos meses. Pero yo no me lo creo. El retraso de la vacunación y la consiguiente ralentización de la reactivación económica seguramente lo postergue todo. Más aún si la cadencia de llegada de los fondos europeos también se dilata en el tiempo, como todo parece indicar.

    Cuentan “los prestidigitadores del empleo” que las cifras de desempleo menguarán. Y seguramente lleven razón, pues es muy posible que la reincorporación de las personas en ERTE a sus puestos de trabajo “obre el milagro”. Pero la magnitud de la caída del paro dependerá, en buena parte, del nivel de recuperación de un sector como el turismo. Otra cosa distinta será nuestra capacidad de creación de empleo neto que, lejos de entender de espejismos e ilusiones económicas, acostumbra a hacerse depender del incremento de la confianza de las empresas y de su capacidad para generar inversiones.

    ¿Creen que, con la que está cayendo y ante el escenario de incertidumbre que nos rodea, fluirán la confianza, las inversiones y el empleo en los próximos meses? Juzguen ustedes... Pero démonos prisa. Y es que un paro registrado de 4.000.000 de personas y un paro juvenil del 40 % no dejan mucho margen para la improvisación.

    Cuentan “los magos de los ajustes” que todos los males se pueden corregir si subimos los impuestos, regulamos precios como los de la vivienda e incentivamos el retraso de la edad de jubilación para sanear nuestro sistema de bienestar. Pero yo, me van a disculpar, tampoco me lo creo.

    El problema de nuestro país no reside tanto en su sistema fiscal, uno de los más gravosos de Europa, sino en su capacidad recaudatoria. Dicho de otro modo, no se trata de hacer pagar más a quien ya paga, sino de mejorar la eficiencia del sistema. Y eso pasa por sacar a la luz toda nuestra economía sumergida. Sólo así mejoraremos nuestra capacidad recaudatoria. Así, y reactivando la economía y el empleo. La fórmula es fácil, pero no es sencilla.

    Y que no nos cuenten cuentos. Regular precios como los de la vivienda sólo provocará distorsiones en la oferta y demandas artificiales que acabarán por desincentivar la inversión y promover el fraude. No regenerará la economía. Más bien la estrangulará.

    ¿Y qué me dicen de retrasar la edad de jubilación? Esta medida no es más que poner un parche a un sistema de pensiones que precisa de una reforma profunda desde hace mucho tiempo. Quien piense que esto lo arreglamos con apaños como este o con reducir la semana laboral a cuatro días...

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