Firmas

Despoliticemos nuestras vidas (II)

    • 23 abr 2021 / 01:00
    • Ver comentarios
    Noticia marcada para leer más tarde en Tu Correo Gallego

    HACE una semana escribía en estas mismas páginas sobre cómo la política tiende a di-
    vidirnos en tribus que nos enfrenta con nuestros semejantes, llegando a impregnar nuestras relaciones sociales. La distancia emotiva entre ciudadanos se estaría ensanchando en los últimos años, principalmente a raíz del auge de los partidos populistas.
    Un claro ejemplo es el cartel de campaña que ha sacado Vox enfrentando, mentiras mediante, el coste de atender a los menas frente a lo que percibe un pensionista (curiosa manera de promover la moral cristiana de ayuda al prójimo).

    Por esta razón indicaba que la política no debiera ser tan trascendente en nuestro día a día. No digo con esto que no sea relevante, ya que es la manera que tenemos de gestionar las cuestiones comunes que nos a afectan a todos. Sin embargo, en la mayoría de los casos la rivalidad se circunscribe a cuestiones menores, ya que precisamente es en las políticas públicas donde existe un mayor consenso. Observamos una fragmentación creciente que no tiene justificación alguna.

    La historia reciente de la humanidad se ha caracterizado por la división por cuestiones de religión, raza o género. Por suerte, muchas de estas barreras están siendo derribadas, pero a cambio, la política se está configurando como la nueva frontera que separa a los buenos de los malos. Por ejemplo, el Pew Research Center realiza desde hace varios años una encuesta sobre la opinión que tienen los ciudadanos en Estados Unidos sobre diferentes medidas políticas, y la mayor distancia en puntos porcentuales se encuentra entre los votantes de distintos partidos políticos (39 p.p.), frente a la de hombres/mujeres (6 p.p.) o entre los que tienen una raza distinta (17 p.p.).

    También en Estados Unidos, The Economist encuentra que un 38 % de los votantes de Trump en 2020 y un 38 % de los que optaron por Biden estarían molestos si sus hijos se casasen con una persona del partido contrario. El 40 % considera que aquellos que tienen preferencias políticas distintas son una amenaza para su estilo de vida. Dos investigadores de las universidades de Princeton y Stanford condujeron un experimento según el cuál evaluaban si el sesgo político afecta a la manera en la que se evalúan candidatos para un puesto de trabajo. Los resultados obtenidos indicarían que el 80 % de los individuos optaron por candidatos de su mismo partido político. Incluso cuando candidatos que votaban a otras formaciones tenían una mayor cualificación los sujetos seguían prefiriendo a aquellos que tenían simpatías políticas similares.

    Decía Nelson Mandela que “cuando deshumanizamos y demonizamos a nuestros adversarios, abandonamos la posibilidad de resolver pacíficamente nuestras diferencias e intentamos justificar la violencia contra ellos”. Por eso es más necesario que nunca que despoliticemos nuestras vidas.

    Tema marcado como favorito