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El Ayusazo

    • 06 may 2021 / 01:00
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    SE dice que una marca personal fuerte es aquella que se construye en base a la autoridad y no al poder; en base a las ideas y no a las ideologías; y en base a unos objetivos que, por claros, medibles, alcanzables, realistas, tempestivos y sostenibles, acaban por conducirnos a metas sólidas alejadas de las propuestas utópicas, de los imposibles, de las medidas atemporales y de los postulados insostenibles.

    Se dice que las grandes marcas se consolidan con autenticidad, se promueven con proactividad, se multiplican con liderazgo, se consolidan con valentía y se fidelizan con coherencia. Lo que raras veces hacen, es buscar el corta-pega y la clonación, acomodarse en la reclamación y replicarse mediante continuas coacciones invocando el chantaje.

    Y es que una “marca de culto” debe ser una máquina perfecta de soñar compartiendo sueños, de estabilizar tendiendo al equilibrio y de mostrar coherencia entre lo que se dice y lo que se hace. Y digo debe ser, porque toda marca que se precie no se conforma con aparentar, pues sabe que, si bien es cierto que el ser necesita del aparentar para resplandecer, ¿qué sería del aparentar sin la esencia del ser? Pablo Iglesias lo ha sufrido en sus propias carnes. Tanto bluf y tanto márquetin sin contenido han acabado por resquebrajar su demagogia. El Ayusazo ha sido el golpe de gracia.

    Isabel Díaz Ayuso representa la irrupción de una “marca tornado” que, valga la redundancia, marca el final de un ciclo y el principio de otro. No parece ser el fruto de una moda, una estacionalidad, o una mera inercia de castigo. Seguramente es el inicio de una nueva etapa y un de nueva forma de hacer política. El mensaje, es claro: No todo vale. No todo se puede, por más que a la cosa le pongas por nombre Podemos. Y no será porque no vieron las barbas del vecino cortar... Porque tras hacer tanta leña del naranjo caído, ya ves tú: ahora está el ciruelo tan seco como el naranjo.

    El Ayusazo de anteayer ha derribado muchos mitos. Es lo que tienen las marcas fuertes: que con la fuerza de su testimonio muchas veces “ayusan” a reescriben la historia.

    Así, pasado mañana “muches” dudarán de que más participación beneficie a la izquierda. Dudarán de la imparcialidad de según qué demoscopias. O dudarán al querer afirmar que son los “compañeros y compañeras” los que siempre están al lado de los suyos defendiendo sus intereses pase lo que pase. Porque qué fácil es mandar escribir un manual de resistencia, pero que difícil es dar la cara cuando hay que darla. Aunque, para salir a decir lo que dijo Ábalos o Bal, mejor estar callados.

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