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Feísmo en el “Balcón” de Sar

    • 24 ene 2022 / 01:00
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    CON LA ROCAMBOLESCA exageración a que acostumbra el discurso político, en la inauguración, el sábado, de la cafetería de una intermodal compostelana raquítica hasta en los letreros que la identifican, se escucharon apelativos superlativos como “clave en la modernización de la ciudad”, “apuesta estratégica”, “el principal centro de comunicaciones de Galicia” referidos al propio ente de la estación y hasta una significante “trascendencia más allá del turismo” para aludir a la cafetería destinada a entretener reencuentros y despedidas.

    Para la zona de relax a que se destinará la terraza (“chill out” en el lenguaje fino de las modernidades huecas) se prevén dos diferenciados ambientes de solaz y entretenimiento, con actuaciones musicales en directo, una carta pensada para demoradas degustaciones y todo ello mirando a la silueta de la Ciudad de la Cultura y a las Brañas de Sar.

    Ocurre que vendido ya como “balcón” “abierto no sólo a los viajeros sino a toda la ciudadanía compostelana que quiere disfrutar con calma de las vistas que ofrece” lo que el visitante se encontrará lejos de esa idílica imagen de un paraíso natural será, antes al contrario, la visión de un abandonado espacio –junto a los tan antiestéticos huertos urbanos- y cuyo estado de continuada degradación fue diagnosticado hace ya más de diez años, “evidenciada tanto polo acusado abandono do río como do seu contorno”.

    Un estado de la situación fechado en 2010 y que abre el documentado estudio “A paisaxe cultural de Brañas de Sar: A arquitectura da auga” realizado bajo la dirección de Paula Ballesteros Arias del Laboratorio de Patrimonio dependiente del CSIC. Un trabajo de índole arqueo-tecnológica elaborado en razón de que dicho espacio de Brañas de Sar formase parte del Plan Especial de Ordenación, mejora ambiental y acondicionamiento de Santiago junto con el complejo de la Ciudad de la Cultura, “pasando de ser un espazo cautelarmente protexido a outro acondicionado e incorporado á cidade continua”.

    El detallado estudio de más de un centenar de páginas da cuenta de los más relevantes signos etnográficos de una zona en la que prevalece un paisaje agrario tradicional, constituido por las ricas huellas de las actividades agrícolas y ganaderas desarrolladas por sus pobladores a lo largo del tiempo, concretada en molinos, puentes, muros, canalizaciones, represas, hórreos, en los que el agua es el principal elemento a partir del cual se organiza el paisaje.

    Cuenta, además, la zona con el monumento Colexiata de Sar, singularidad que refuerza la conveniencia de hacer todo este espacio más partícipe de la ciudad histórica hasta ocupar una posición central, tras las oportunas actuaciones que ordenen el espacio natural y recuperen la arquitectura del agua, las huellas agrícola-ganaderas y hasta el rico imaginario que recogiera Manuel Murguía.

    Espacio natural, presencia de la Ciudad Histórica y accesibilidad eran los elementos que el estudio aconsejaba debiera afrontar el proyecto urbano propuesto. Más de dos lustros después, las silvas a pie de calle y una vegetación anárquica dominan la vista desde los bancos orientados a tal feísmo. Al igual que el nuevo “balcón”.

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