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La X de la declaración

    • 19 mar 2021 / 01:00
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    EL porcentaje de declaraciones con una X en la casilla manifestando dedicar un 0,7 % a las actividades de la Iglesia, en el año 2020, fue de un 32 % de los declarantes, aumentando alrededor de 16 millones de euros lo recaudado a este fin el año pasado, cantidad similar a los aumentos habidos en los últimos cinco.

    Este año, con motivo de la pandemia, quizás se ha visualizado más la labor social de la Iglesia, atendiendo comedores para los más necesitados, escuchando a personas solas y echando una mano a los que no tienen a nadie para ello. El 32 % es algo mayor que el porcentaje de españoles que se declaran cristianos practicantes, que según el CIS es alrededor del 20 por ciento.

    La distribución por comunidades autónomas no es homogénea. Encabeza Castilla-La Mancha con el 45 %, la Rioja 44,77 %, Extremadura 44,03 %, Murcia 43,68 %, Castilla y León 42,3 %. Alrededor del 40 % están Andalucía, Madrid y Comunidad Valenciana, siendo estas tres las que más han aumentado el porcentaje. La lista la cierran Canarias con el 25,6 %, Galicia 25,6 % y Cataluña con un 16,9 %.

    ¿Por qué estas diferencias? ¿Hay razones sociales, económicas, históricas, políticas o culturales que puedan explicar estas grandes diferencias? A primera vista las razones económicas y políticas se deben excluir dado que entre las de un más alto porcentaje se encuentran las comunidades que tienen el PIB más alto y el más bajo. Igualmente se encuentran comunidades gobernadas muchos años por la derecha y por la izquierda. Tampoco se puede explicar por el binomio urbano-rural dado que hay comunidades con una alta población urbana, como Madrid o Valencia, y otras más rurales a la cabeza.

    Se puede ver una cierta tendencia geográfica, estando arriba en la lista todas las comunidades del Centro y Sur desde Valladolid y Valencia hacia abajo. Lo que sí revela esa lista es que existe un grado de secularización de la sociedad más fuerte en el Norte que en el resto de España y en particular en Galicia y en Cataluña, donde parece que es más fuerte.

    Si se observa la distribución geográfica del porcentaje de matrimonios por la Iglesia, también Galicia y Cataluña se sitúan en los puestos inferiores, corroborando que hay una mayor sacralización o, en otras palabras, el cristianismo cada vez es menos valorado como opción vital en estas comunidades.

    Los cristianos gallegos debíamos preguntarnos cuál es nuestra responsabilidad para que esto suceda. Si creemos que el cristianismo es algo fundamental que da sentido a la vida, nos debería preocupar que se trasmitiese a los demás, en particular a los jóvenes. Sabemos que la manera de vivir el cristianismo en Occidente en el futuro será diferente, y probablemente cada vez más se vaya dando en grupos y comunidades más pequeñas.

    Probablemente se tendrá que ir en la línea que apuntaba el teólogo jesuita Karl Rahner cuando decía que el cristiano del siglo XXI será místico o no será. En cualquier caso, los cristianos deberíamos prestar mucha más atención en la transmisión adecuada a los jóvenes y en particular a los universitarios si creemos que verdaderamente el cristianismo da sentido a la vida de una manera coherente e integradora.

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