Mentiras y dirigentes

siempre igual “Una mentira es útil solo como medicina para el hombre y el uso de estas mentiras debe reservarse sólo a los médicos”. Platón en La República establece, en clave política, una diferencia entre los que mandan y aquellos que están obligados a obedecer, incluso cuando los dirigentes no dudan en mentir. Para el filósofo ateniense era lícito que los que mandan realicen falsas promesas pero considera un crimen si esa manipulación procede desde los gobernados hacia sus superiores.

Durante mucho tiempo en las sociedades occidentales se mantuvo vigente esa consideración positiva de la mentira heredada de Platón. Ejemplos hay a lo largo de los años de dirigentes que mienten sin pudor en el ejercicio de sus cargos.

Esta posición está aceptada entre los miembros de las sociedades democráticas, con independencia de su edad o color político, pese a que ahora mismo las ideas del filósofo ateniense no deberían tener cabida en una sociedad como la nuestra.

Muchos pensamos que la irrupción de los partidos que propugnaban una nueva política iba a cambiar las cosas, la realidad es que la mentira, tergiversaciones o las falsas promesas, siguen formando parte del ideario de nuestros dirigentes. Lo comprobamos en situaciones límites y hasta cuando las cosas van bien. Y eso que, en contra de lo que defendía Platón, aquellos que nos mandan no son seres intelectualmente superiores. Más bien, al contrario. antón trabanca