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Pochulismo

    • 14 ene 2021 / 00:00
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    HUBO una vez un sistema que funcionaba. Con sus defectos y sus carencias, como todos los sistemas. Pero funcionaba. Hasta que se fue dejando embaucar por el populismo. O para hablar con más rigor, por una nueva corriente dentro del mismo mucho más peligrosa. Porque si al primero se le define como aquella tendencia que se enarbola para defender los intereses y las aspiraciones del pueblo, la nueva línea incorporaba un plus de superioridad y chulería que producía sonrojo. Fue así como nació el pochulismo y como afloraron los pochulistas.

    El pochulista es una especie compleja. No es un invento de Trump ni del trumpismo, por más que nos incomode su soberbia y su chulería. Ni tampoco de Podemos y de las demagogias baratas al estilo Vista Alegre. El pochulista es todo eso y mucho más. Es el populista de toda la vida con su rancio aroma a Pachuli. Es el fanfarrón de principios de siglo que presume “a lo Cachuli” cual Muñoz por Marbella. Es narcisista, despótico y tirano. Es la conversión definitiva del despotismo ilustrado en su versión más cateta.

    Al principio muchos poderosos abusaron de aupar pochulistas al poder. Lo vendieron como una manera de democratizar las instituciones. De ejemplificar que, si se quiere, se puede. En realidad, su estrategia era bien distinta... Se trataba de aprovechar la chulería del pochulista en favor de sus intereses. De darles alas, creyéndoles ciegos y confiando que en el país de los ciegos el tuerto es el rey. Y haciendo suyo aquel mantra de “dar viseras al tonto del pueblo para tener a un coronel”, inundaron la sociedad de coroneles con falsos galones que, poco a poco, fueron creciendo en ansias de poder. ¿A quién le extraña con semejante panorama el asalto al Caspitolio?

    Caspitolio. Has leído bien. Porque hemos fomentado un entramado social, administrativo y gubernamental repleto de caspa. ¿Y qué esperábamos de un sistema asentado en la chulería, la mentira, las fake news, la difamación, la vulgaridad, la ignorancia y la promoción del catetismo para encubrir las carencias de los gobernantes? ¡La imagen de Conan a las puertas del despacho de Pelosi es un regalo: ¡Es el regalo que los Reyes nos han traído en 2021 para hacernos comprender que el pochulismo es el modelo a cambiar! Cualquier tipo de pochulismo. Desde la base. Desde las raíces.

    Porque que no nos cuenten cuentos. Cuando las cosas se tuerzan no digamos: ¡Es lo que hay! No es lo que hay. ¡Es lo que hemos querido que haya! Y cuidado con lo que se persigue, que a veces puede acabar convirtiéndose en realidad.

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