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Podemos: una jaula de grillos

    • 08 may 2021 / 01:00
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    HACE tiempo que se acabó en la formación política lladama Podemos el pegamento pabloiglesias. Se empezó a advertir cuando lo de la casa-chalé de Galapagar, aunque ya apuntaba maneras cuando Iglesias fue cortando cabezas en función de sus relaciones personales. A partir del Gobierno de coalición la cosa fue a peor y ahora, tras el sonoro fracaso madrileño y la decisión de Pablo Iglesias de asumir la responsabilidad de ese fracaso, lo que le honra, se ha visto ya claramente que ese pegamento no era de la calidad que le suponía. Ni pegaba, ni servía para aquello que pregonaba: crear un sólido partido de izquierdas.

    Que sirvió para fundar un partido, pero no para mantenerlo, se demuestra estos días cuando al anunciar que dejaba el Gobierno señaló a la vicepresidenta Yolanda Díaz como sucesora. Llegaron inmediatamente los elogios a la ministra de Trabajo y ahora, además, vicepresidenta del Gobierno; pero en cuanto Iglesias anunció que abandonaba también la política, ha aparecido la cruda realidad: la desunión interna. Una nueva candidata a dirigir el partido, Ione Belarra, caracterizada por sus verbo bronco en sus intervenciones parlamentarias y a la que Iglesias ha impuesto a Pedro Sánchez como ministra para ocupar el quinto puesto de Podemos que había pactado con el presidente.

    A Belarra la apoyan, frente a Díaz, el ala que provoca más reticencias entre aquellos que jamás votarán a Podemos, pero también en un gran número de votantes que están hartos del poder omnímodo por personajes a los que no consideran buenas aportaciones para el partido por su excesivo radicalismo, su populismo y en algún caso por su oportunismo. Empezando por la propia ministra Irene Montero, con una gran carrera desde que se convirtió en la mujer de Pablo Iglesias y que es íntima de Belarra, y siguiendo por el profesor Juan Carlos Monedero y por Pablo Echenique, dos personajes que provocan problemas y división interna cada vez que abren la boca, que es todos los días.

    Podemos es hoy una jaula de grillos, un sálvese quien pueda, un mirar a un lado y a otro para ver dónde me sitúo para que no me pille el huracán que se avecina. Yolanda Díaz le da mil vueltas a Ione Belarra en todos los sentidos, como política, experiencia de gestión, rigor en el trabajo y contactos de relevancia, pero en la lucha por el poder con frecuencia, por no decir siempre, importan más los apoyos. Y Belarra cuenta con dos o tres personajes que se mueven bien en las aguas revueltas de Unidas Podemos.

    A esas aguas revuelta se añade que Íñigo Errejón, que conoce bien ese partido pues fue uno de sus fundadores, está hoy en la cresta de la ola tras su resultado madrileño, y habrá quien, harto de los dimes y diretes podemitas, se sienta tentado de llamar a su puerto para ver si le puede acoger en Más País.

    Da la impresión de que a Podemos, como formación política, le quedan dos telediarios. O tres como mucho.

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