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Reseña Musical

Saoia Hernández, soprano y Francisco Galasso, tenor, entre Verdi y verismos

    • 23 sep 2021 / 01:00
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    Concierto en la Programación Lírica de “Amigos de la Ópera de A Coruña”, de nuevo en dúo y con una pareja artísticamente bien avenida, la de la soprano Saioa Hernández y la del tenor Francisco Pio Galasso, que ya dejaron constancia de su categoría en pasadas temporadas. Les acompañará el pianista Borja Mariño, un incondicional para estas galas. En la primavera de este año, ambos ofrecieron una velada zarzuelística en el Teatro de La Zarzuela, servidos con antenciones precisas por Vincenzo Scalera. Cuentan las credenciales de los cantantes, algunas de las importantes apariciones en temporadas anteriores de la “Programación Lírica”, y así nos encontramos con los protagonismos de Saoia, en “Un ballo in maschera”, del año 2017 o en “Il Pirata”, de V.Bellini, ratificación del excelente momento de consolidación de la soprano, alabada por Montserrat Caballe, con el beneficio de las escuela de Renatta Scotto, una maestra a la que tanto debe. Su primer rol, había sido “Norma”, en el Teatro Massimo Bellini, de Catania, con Gregory Kunde, avalada por galardones como el Manuel Ausensi, y el Jaume Aragall y el Concurso de belcanto Vincenzo Bellini.

    Inauguró sucesivamente las temporadas del Teatro alla Scala, con “Attila “ y “Tosca”, reto que hasta entonces, no había realizado ninguna cantante española, experiencia a las que se añadirán las actuaciones en el Covent Garden, la Semperoper Dresden y el prestigioso Maggio Musicale Fiorentino, en donde Zubin Mehta conmemoraría su octogésimo aniversario, en lo que supuso un doblete histórico, arriesgando en pocos días con “Tosca” y “La forza del destino”. Compositores que garantizan el programa en agenda

    Su compañero Francisco Pio Galasso, añade su pizca al título “Una noche en la ópera”, tenor al que la crítica de aquella tarde en el Teatro de La Zarzuela, trató con elogios reconocibles por el volumen de su voz, en toda su extensión, una anchura admirable y una apreciable valentía de emisión, cuidando detalladamente un género, como el de la zarzuela, que posiblemente partiría con desventaja con respecto a su compañera. Buena química entre los dos, por las referencias recibidas. Del tenor, recordamos su protagonismo en “Don Carlo”, junto a Carlos Álvarez y Ferruccio Furlanetto, un argumento para regresar en lo que será una gala lírica, en atención al público que supo tratarle con reconocimiento. Las esencias del Verdi más exigente, y con seguridad, menos programado, hasta los visceralismos propios del verismo. Saoia, guarda como detalle, alguna primicia especial, en el que algo tendrá que decir Francesco y Borja Mariño.

    Entre tantas piezas cantadas, una curiosidad pianística de Ignace Leybach (1817/91), la “Fantasía sobre temas de”Attila Op.213”, de G.Verdi, género que abundará en entregas de otras elaboradas sobre conocidas óperas, un ejercicio al que no pudo resistirse alguien que había estudiado con F.Kalbrenner y Chopin en París, después seguir el magisterio como organista con J. Wackenthler. La vida le reservará años dedicados a este instrumento en la Catedral de Saint-Etiénne, en Toulouse. Verdi pues, con el recitativo, cavatina y caballetta de “Attila”, “Santo di patria! Da te questo...Allor che i forti corrono”, que inicia la ópera elaborada sobre un libreto del amigo y colega Temistocle Solera, partiendo de un drama de Zacharia Werner, y destinado al Teatro La Fenice, de Venecia, en 1846. Rareza por su infrecuencia, “Il corsaro”, con “Tutto parea sorridere...Si, del corsari il fulmine...”, con libreto de F.Mª Piave, estamos igualmente al comienzo del melodrama, asistiendo a la entrada del protagonista “Corrado”, capitán de los corsarios.

    “I Lombardi alla prima crociata”, de nuevo T. Solera en esta ópera para el Teatro alla Scala, y de la que se escuchará ”Per diruppi e per foreste”, preparándonos para el “Macbeth”, ópera conocida por los aficionados líricos de A Coruña, y de la que rememoraremos “O figli...A la paterna mano”, habitual en recitales por su intimismo;”Nel di della vittoria...Vieni t´affretta...”, “Or tutti sorgete”. Un pulso y un reto a las herencias del belcantismo, cuando el compositor tendía hacia nuevos horizontes. Shakespeare fue objeto de devoción permanente, como demostrará en sus aventuras finales, en una clara predisposición hacia una increíble madurez. Una primera parte, centrada en el compositor de Le Roncole.

    Para la segunda parte, una apuesta por el verismo, con páginas a gusto de los aficionados más entregados a estos repertorios. Puccini con “Tosca”, quizás la verista por excelencia y un valor fijo en las programaciones de temporada. La propia “Tosca”, rendida en una de las grandes arias “E Lucevan le stelle” (Y brillaban las estrellas), número antológico en una ópera que destila momentos gloriosos: “Recondita armonía”, “Vissi d´arte” o la escena “Non temere”. “Manon Lescaut”, en la despedida desesperada de la sufriente protagonista, un puro escalofrío para desgarro de la soprano y que no será otra que el lamento “Sola, perduta, abandonata”, en esa amargura por sentirse abandonada. De la misma, “Tu, tu amore tu!, con un punto añadido en el “Intermezzo”. Francesco Cilea, a partir de “Andrea Lecouvreur”, la dedicatoria “L´anima ho stanca”, el obsequio de “Mauricio”, Conde de Sajonia, y el aria de “Adriana””Poveri fiori”, en el sentido final del amor, cerrando con la escena “Ecco l´altare...Eravate possente”, de “Andrea Chenier”, de Umberto Giordani. Los añadidos, serán el detalle a modo de sorpresa

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