Firmas

Te recuerdo, Aspas

    • 25 may 2021 / 01:00
    • Ver comentarios
    Noticia marcada para leer más tarde en Tu Correo Gallego

    qúe importante es en la formación de las personas encontrarse durante la vida académica con buenos profesores. Yo tuve uno de Filosofía que la teoría de la reminiscencia de Platón la explicaba así: “Adquirir conocimientos es recordar lo olvidado porque todo aprendizaje requiere una búsqueda previa que nadie iniciaría si no conociese ya a dónde le lleva. Imaginemos que vemos a un alumno o a un profesor deambular por los pasillos del instituto, le preguntamos qué hace y nos dice que intenta encontrar la clase de 3.ºC. Si la busca es porque sabe que existe, pero se olvidó donde se encuentra y necesita recordarlo. No tendría sentido que se encogiese de hombros y nos dijese que busca algo pero no sabe lo qué”.

    Es un planteamiento filosóficamente hermoso, como casi todas las teorías platónicas. Lástima que la vida, después, no tardara mucho en enseñarme que en la mayoría de las ocasiones la gente no tiene ni idea de lo que busca. Por no saber, no sabe ni qué tomar cuando se sienta en un bar y no está Ayuso para recomendarle una caña. Suena a coña, pero en estos días leí que en una cafetería de Logroño cobran veinte céntimos a aquellos clientes que tardan en decidirse en la elección de su consumición y hacen perder el tiempo inútilmente a los camareros. Lo publicó un periódico digital como si fuese un escándalo, pero toda vacilación tiene sus costes, te los presenten o no en una factura.

    Albert Rivera dudó tras las generales de abril de 2019 entre cumplir su palabra y no pactar con Sánchez u olvidar su promesa, pactar y convertirse en vicepresidente. Manuel Valls, que fue primer ministro de Francia y ahora es concejal en Barcelona por una plataforma cercana a Cs, dijo en una reciente entrevista que Rivera confundió lo que se debe hacer para ganar y lo que se debe hacer para gobernar. Es decir, en su opinión, tendría que haber traicionado a sus votantes, que si una mentira suele ser más rentable que una verdad, no debatamos ya su superioridad práctica sobre una indecisión.

    Rivera se estrelló después en la repetición electoral de noviembre, un resultado que nos provoca dudas: ¿sus votantes lo abandonarían decepcionados porque no les mintiese –lo inédito siempre suscita recelos–, porque creyeron que sí les mintió –más que abominar de Sánchez quería ir a por Casado– o porque no entendieron bien lo que buscaba?

    Estas tres hipótesis no significan que no sepamos realmente la verdad, simplemente que esta, si nos apartamos de Platón y abrazamos el relativismo, puede tener más de un camino y cada uno recorre el que quiere o el que puede para recordarla. Rivera se apuntaría a la primera suposición, que es la que mejor le deja. Sánchez no descartaría ninguna, porque las tres le beneficiaron. Y yo, que en esos comicios sólo participé como elector, señalaría la segunda: el líder de Cs no desconocía lo que buscaba en su deambular por los pasillos electorales, pero no encontró la puerta que le abría el sorpasso al PP sin cerrarle el abrazo a Sánchez en caso de no lograrlo. Sabía lo que procuraba, pero no sabía que sus votantes también. Se le había olvidado.

    Estamos rodeados de amnésicos. Luis Enrique no llamó ayer a Aspas. Olvidó que sabía de fútbol.

    TEMAS
    Tema marcado como favorito
    Selecciona los que más te interesen y verás todas las noticias relacionadas con ellos en Mi Correo Gallego.