Guerra en Ucrania

    • 02 may 2022 / 00:00
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    Terminó abril del mismo modo en que empezó: con una cruda guerra en el este de Europa que está dejando consecuencias a nivel económico y humanitario en todos los países del mundo y que pone de manifiesto que los escenarios de guerra, en pleno siglo XXI, aún no se han acabado. Otros treinta días de guerra que se suman al recuento de los 66 anteriores, en los que al menos cinco catástrofes humanitarias tuvieron lugar, sobre las que ahora los tribunales internacionales tratan de decidir si pueden considerarse ‘crímenes de guerra’. Repasémoslos.

    BUCHA: 412 cadáveres EN LAS CALLES. El mes de abril comenzaba con la masacre de Bucha, el día 3, conmocionando al mundo entero. Cerca de la capital, de Kiev, cientos de imágenes con cuerpos de civiles esparcidos por una calle y la aparición de una fosa común con centenares de cadáveres demostró el más alto grado de falta de humanidad por parte de las tropas rusas. La acusación de manipulación de las imágenes por parte del Kremlin no se sostuvo mucho tiempo y, finalmente, solo quedaba esperar que no sucediese algo parecido en los demás territorios del norte que los rusos estaban desocupando en su retirada hacia el este.

    KRAMATORSK: EL ATAQUE A LA ESTACIÓN DE TREN.. Solo cuatro días después, el 7 de abril, de conocer lo sucedido en Bucha, con las torturas a las que fueron sometidos los cadáveres maniatados, salta un nuevo escándalo: una nueva catástrofe humanitaria. Decenas de personas murieron y resultaron heridas en un ataque con misiles contra una estación de tren utilizada como centro de evacuación en la ciudad oriental de Kramatorsk.

    Al menos 50 personas murieron, entre ellas niños, y los fallecidos yacían en el suelo junto a heridos graves y mutilados que no podían moverse, esperando la atención de los servicios de emergencia y la evacuación a un centro sanitario. Decenas de maletas que ya nunca serían recogidas por sus dueños esperaban en el andén. Al otro lado de la instalación, clavado en el campo, todavía lucía el misil humeante que había provocado tal destrozo.

    BORODYANKA: CIUDAD FANTASMA CON CUERPOS OCULTOS EN SÓTANOS. Un día después del ataque a la estación, cerca de Kiev, en Borodyanka, las tropas rusas seguían su retirada y las autoridades locales encontraban cadáveres por doquier. En un principio, al retornar a la ciudad, no se encontraron con rastro de personas, ni vivas ni muertas, algo que les extrañó enormemente. Sin embargo, inspeccionando más a fondo los edificios, encontraron en sótanos y almacenes más cuerpos que habían sido torturados, en condiciones similares a las de Bucha, pero en mayor proporción. No se respetaron tan siquiera a mujeres ni a niños.

    De hecho, en las calles de la ciudad también había restos de cuerpos que habían sido víctimas de minas antipersona. Los rusos las escondían en juguetes llamativos para que los niños se acercasen a ellas y resultasen asesinados.

    AZOVSTAL: 600 HERIDOS MORIBUNDOS Y MUTILADOS. Ucrania intenta resistir desesperadamente los ataques rusos en Mariúpol, pero solo queda un último bastión bajo control ucraniano: la acería de Azovstal, donde unos 2.000 civiles y quinientos militares llevan hacinados desde el 20 de abril, aún en estos momentos, en condiciones inhumanas, sin agua ni luz, sin suministros ni medicamentos.

    Además, en los últimos días los bombardeos rusos (a pesar de las advertencias de Putin de que cesase el asalto a la compañía metalúrgica) han provocado un gran incendio y derrumbamientos importantes en parte de la planta, que han sepultado y herido a civiles entre los escombros. Operaciones sin anestesia y a cuerpo abierto debieron ser practicadas por auxiliares del Batallón de Azov (de ideología neonazi) que se encuentran allí encerrados.

    MARIÚPOL: FOSA COMÚN CON UNOS 9.000 MUERTOS. Aparecen nuevas fosas comunes en la ciudad de Mariúpol, ahora bajo control ruso. Los satélites permitieron descubrir hasta cuatro trozos de tierra que componían una fosa común en la que, comparada con la encontrada en Bucha (de la que se retiraron unos 400 cadáveres), cabrían hasta 9.000 cuerpos de civiles. Y el 12 de abril el batallón de Azov publicó informes que alertaban de que las fuerzas rusas arrojaron “una sustancia venenosa de origen desconocido” desde el aire sobre militares y civiles.

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