Primer Plano

Combatir el virus es más eficaz que tratar de mitigar sus efectos como hace España

Los expertos consideran que una estrategia de máxima supresión contra el COVID desarrolla mejor respuesta epidemiológica// Optar por la contención para no colapsar el sistema sanitario, como decidió nuestro país, genera peores consecuencias económicas y psicosociales

  • 01 dic 2020 / 00:00
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Expertos de varios hospitales y centros científicos aconsejan en un informe seguir la estrategia de “control y máxima supresión” de la transmisión de la COVID en vez de la de “contención” o “mitigación” que aplica España, pensada para bajar la curva epidémica y evitar el colapso de la sanidad.

El informe constata que “la experiencia internacional muestra que los países que optan por una estrategia de máxima supresión desarrollan una respuesta epidemiológica y comunitaria más eficaz y con menos consecuencias económicas y psicosociales negativas que aquellos que apuestan por una estrategia de mitigación o de inmunidad de grupo”.

Aunque los expertos reconocen que “la estrategia de máxima supresión no es sencilla, y requiere un grado elevado y prolongado de coordinación e implicación del conjunto de la sociedad”, afirman que “es una buena herramienta para superar esta crisis, prepararnos para futuras pandemias y ser más solidarios a nivel global”.

El informe, que denomina la estrategia de supresión como “Búsqueda, Test, Trazado y Aislamiento con Apoyo” considera que hasta ahora se ha priorizado y financiado una investigación eminentemente biomédica, con poca investigación epidemiológica, que ha sido básicamente de modelaje matemático.

“Hay impactos, factores y dinámicas clave a nivel psicológico, social, económico, político, cultural, etc. para reducir y evitar el contagio que hasta ahora han sido muy poco estudiadas” porque “favorecer un conocimiento y una investigación más plurales e integrados es primordial para anticipar, trazar y cortar rápidamente las cadenas de contagio”, aduce el informe.

Los investigadores, que creen que “esta pandemia puede ser una oportunidad para fortalecer la relación entre ciencia, política y ciudadanía”, dicen que para hacer posible una estrategia de máxima supresión, “es imprescindible disponer de una estrategia de comunicación capaz de generar seguridad, solidaridad y confianza”, en contraposición a una comunicación basada en “la seguridad individual (autoprotección), obediencia (cumplimiento) o responsabilidad moral (portarse bien)”.

“Es importante también promover una comunicación del riesgo veraz, rigurosa, comprensible y accesible, basada en evidencias científicas, ser creíble, coherente y consistente en el tiempo y ser sensible a las necesidades de diferentes grupos y situaciones sociales”, recomiendan.

La estrategia de máxima supresión tiene que tener niveles de alerta e incluir restricciones y, cuando hace falta, también confinamientos, “que deben ir acompañados de apoyo económico y social para paliar sus consecuencias”.

El informe destaca que los confinamientos disminuyen la transmisión, aunque “tienen un alto impacto económico y psicosocial” y que, en una estrategia de máxima supresión, se emplean en fases con pocos casos para recuperar el trazado y control, y se implementan solo en las zonas donde es necesario, brevemente y en coordinación con el resto de medidas disponibles.

En cambio, en estrategias de mitigación, los confinamientos se implementan más tarde, en fases de transmisión muy alta, con el objetivo de evitar el colapso sanitario, lo que “implica que sean más restrictivos, que se alarguen en el tiempo y que incrementen su impacto psicosocial y socioeconómico”. Además, apuntan que “la necesidad posterior de revertir estos impactos de manera rápida aumenta el riesgo de incrementar de nuevo la transmisión y la posibilidad de nuevos confinamientos, con la consiguiente pérdida de confianza de la ciudadanía en la efectividad de las medidas”.

“La combinación de confinamientos tardíos, poco coordinados, sin coherencia entre las diferentes medidas y levantados de forma precoz, conducen a cronificar la transmisión y a mayor impacto de la epidemia a nivel sanitario, social y económico”, concluyen los investigadores que participaron.

El informe, sin embargo, admite que para poder implementar una estrategia BTTAA (Búsqueda, Test, Trazado y Aislamiento con Apoyo) que permita conseguir eliminar la transmisión, es necesaria una estructura de salud pública “dimensionada, robusta y coordinada”.

También es “esencial” liderazgo y capacidad de respuesta de los servicios de vigilancia epidemiológica, coordinada con los servicios de promoción y protección de la salud.

Igualmente, ven imprescindible, para llevar a cabo aislamientos y cuarentenas, un apoyo (económico, de vivienda, social y psicológico, de acceso a alimentos y fármacos, asesoramiento legal y laboral...) “eficaz, amplio, diversificado y que garantice la implicación de la ciudadanía”.

El informe aporta que la estrategia de control y máxima supresión de la transmisión de COVID se ha aplicado con éxito en países como Corea del Sur, Taiwán, Singapur, Vietnam o Nueva Zelanda, que ya tenían experiencias previas con los virus MERS (Síndrome Respiratorio de Oriente Medio) o SARS (Síndrome Agudo Respiratorio Severo).

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