Primer Plano

La hostelería gallega se une para exigir un plan de rescate “ya”

Denuncian poca efectividad de las ayudas anunciadas y advierten de que su situación arrastra a otros sectores, como el de los distribuidores o el del entretenimiento

  • 18 nov 2020 / 00:00
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Laura marcha en la primera hilera de personas que recorre la rúa do Valiño. Hace dos semanas perdió su empleo después de que el restaurante en el que trabajaba enviase a parte de la plantilla al ERTE y a otra parte directamente a la calle. Detrás, la asociación Hoempo se esfuerza en estirar la pancarta para que se vean bien claro los lugares a los que representa: Pontevedra, Poio y Marín. Uno de los extremos de la pancarta lo sostiene Yolanda quien trabaja en el sector de eventos, apagado desde hace meses. Delante, otra compañera se afana en sujetar una corona de flores: una corona de difuntos con la inscripción Hostelería somos todos.

De nuevo en Compostela y de nuevo en fila india en el corazón de la capital gallega, el Obradoiro, pero esta vez con la fuerza de todo el sector hostelero gallego. Dos mil personas a pie y 150 vehículos, según la organización, se unieron a la protesta convocada por las asociaciones de las principales ciudades gallegas, a las que se acompañaron muchas otras de otras zonas como Costa da Morte y trabajadores vinculados de alguna manera al sector hostelero.

Si alguna palabra puede resumir las más de dos horas de marcha desde el Palacio de Congresos hasta la praza do Obradoiro esa es “insostenible”. Los empresarios y trabajadores del sector se sienten al límite y no encuentran la respuesta esperada de la administración. “A Xunta creou unha mesa de diálogo co sector que ata o momento só abordou reunións técnicas acerca das anunciadas axudas que consideramos insuficientes”, explican en el comunicado conjunto.

“Cada día que pasa coa porta pechada significa perdas e todos os días hai que comer. Con cafés para levar non se sobrevive”, explica Juan Luis Gómez en representación de los hosteleros da Costa da Morte. Su cafetería, Celme Café, en Vimianzo, está también cerrada.

Pero la situación se extiende más allá de los restaurantes o cafeterías. Incluye a todo el hospedaje, desde una pequeña pensión hasta un gran hotel. “Perdemos a campaña do Imserso, e agora non temos un dos nosos tiróns como é o Camiño ao seu paso por Lugo. A ocupación é moi baixa e moitos xa pecharon. Os peches perimetrais foron o golpe definitivo”, asegura Jacobo García, secretario de la Asociación Provincial de Hostelería de Lugo. Pide que nadie se olvide del hospedaje, muchas veces en un segundo plano por la situación de restaurantes y bares. En Compostela, este fin de semana cerró el Parador, uno de los iconos turísticos de la ciudad. Antes, el 30 % de los establecimientos ya habían decidido esperar tiempos mejores.

OTROS SECTORES. A esto hay que sumar a todos esos trabajadores que de forma indirecta dependen de la hostelería. Es el caso de distribuidores, vendedores de alimentación o taxistas que sin ocio nocturno y sin turismo aguardan el triple de lo habitual a que llegue la próxima carrera. Lo mismo le ocurre a los trabajadores del mundo de la música: cantantes, músicos, técnicos de sonido, productores... El ocio nocturno es precisamente uno de los más golpeados, sin actividad desde el pasado 14 de agosto tras el cierre ordenado por el Gobierno central.

“Necesitamos diálogo institucional para a defensa dos nosos intereses, negocios, equipos de traballo e dun sector que supón cerca do 30 % do PIB galego”, expresan los hosteleros. “Todos somos hostalaría: o que vende o peixe, a carne, os que facemos eventos...”, afirma Yolanda Fontán, empresaria en el sector de eventos. Ella lleva meses sin trabajar, con cero facturación; su marido, que se dedica a la venta de carbón, también ha visto reducidos sus ingresos ante el cierre hostelero.

“As axudas non chegan para nada, como moito para pagar a luz do local. E non dan para todos. Se non nos deixan traballar terán que rescatarnos”, afirma Yolanda en representación de Hoempo, la asociación de hosteleros de Pontevedra, Poio y de Marín.

Detrás de todo esto están las razones sanitarias en las cuales se amparan las administraciones. Ayer los hosteleros gallegos volvieron a incidir en que sus locales son lugares seguros a tenor de los datos del Ministerio de Sanidad que situaban en el entorno del 3 por ciento el número de contagios producidos en este ámbito. Ante eso, denuncian que lo único que se ha conseguido es fomentar las reuniones en ámbitos privados que carecen de las medidas de seguridad que ellos “aplican con rigor”.

El portavoz de Hostelería Compostela, Sergio Fernández, fue ayer el encargado de poner punto y final a la marcha. Lo hizo con un último aplauso: “Este é para todos nós porque o merecemos”, no si antes pedir que se abandonase la concentración de forma ordenada y con distancia. Esta concentración se unió a las celebradas estos días en Compostela, A Coruña, Ourense o Vigo. Por delante, si la situación no se soluciona, llegarán otras. Todo hasta que se haga realidad la última frase del manifiesto leído ayer por los actores Federico Pérez y Patricia Vázquez, y la periodista Belén Regueira: “vémonos nos bares”.

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