Santiago

Cástor Vázquez apunta a nuevo jefe de la Policía Nacional en Santiago

El comisario, actualmente en A Coruña, sustituiría a Félix García tras su jubilación // Desarrolló gran parte de su carrera en la capital gallega

  • 08 may 2020 / 22:13
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Todo parece indicar que Cástor Vázquez será el nuevo jefe del Cuerpo Nacional de Policía en Santiago. El veterano agente, que desarrolló buena parte de su dilatada carrera en la capital gallega, y que desde principios de año dirige la brigada de Seguridad Ciudadana en A Coruña, se convertirá en el nuevo comisario jefe en Compos-tela, tras la jubilación de Félix García el 18 de mayo, como avanzaba ayer en exclusiva EL CORREO GALLEGO.

Lo cierto es que el comisario Cástor Vázquez conoce Compostela como la palma de su mano; y también controla a la perfección el funcionamiento de la Comisaría ubicada en la plaza Rodrigo de Padrón, donde fue responsable máximo de la Policía Judicial y de Extranjería, departamento en el que cosechó numerosos éxitos.

Cástor Vázquez hizo sus primeras prácticas en la Comisaría de A Coruña aunque, ya en ejercicio fue trasladado a Sabadell, su primer destino. En Cataluña pasó 15 años de su vida profesional, donde se ganó fama de policía sólido y fiable. Se especializó en Policía Científica en una zona con una gran conflictividad y muchos casos violentos. Barcelona, ciudad a la que siempre le gusta volver, era otra cosa para un joven inspector como él. Curiosamente allí tomó contacto con los mortales accidentes ferroviarios que, años después marcarían el devenir de su carrera en Santiago.

A la capital gallega llegó en 1999, como refuerzo para el último Año Santo del siglo pasado que supuso un despegue del fenómeno jacobeo. Se convirtió en el responsable de la Policía Judicial en una ciudad muy tranquila en la que apenas pasaban cosas aunque, eso sí, había constantes revoluciones cuando acudían mandatarios de todo el mundo a los que había que prestar custodia y protección.

Los índices de criminalidad en Santiago siempre fueron muy bajos y el propio inspector recordaba en más de una ocasión que en la primera década de este siglo solo se produjeron dos asesinatos: un ajuste de cuentas entre narcos y el denominado crimen de los gatos, cuando un joven mató a su tía abuela tras ver que maltrataba a los animales... al menos esa fue su versión de lo ocurrido.

Todo cambió el 5 de julio de 2011 cuando se denunció la desaparición del Códice Calixtino. Le correspondió a Cástor iniciar las pesquisas hasta que se hicieron cargo de las investigaciones los responsables de la Brigada Central de Patrimonio. Pero el entonces inspector jugó un papel muy importante en la resolución del caso aunque, ya se sabe aquello de la cadena de mando, otros se vistieron con los oropeles de la apariencia y gloria. A Cástor, como buen policía, siempre le gustó mantenerse al margen.

Lo hizo también en los meses negros de verano de 2013. Era el 24 de julio y estaba al frente de la Comisaría de Santiago como comisario sustituto. Una reyerta entre familias gitanas estaba rompiendo la tranquilidad de una jornada que iba a tener su punto más importante con las protestas independentistas, habituales en esta fecha del año.

De pronto todo saltó por los aires. El accidente del Alvia en la curva de Angrois puso a prueba la serenidad de los agentes más avezados. Y a Cástor Vázquez le correspondió abrir las diligencias policiales. Un trabajo intachable a las órdenes del comisario José Luis Balseiro. Durante 48 horas ni durmió, apenas comió y bebió lo justo. De la Comisaría al lugar del siniestro y de allí a cualquiera de los puntos donde se encontraban las víctimas o sus familiares.

Ocupó las portadas de todos los periódicos y su imagen (vestido con el mono blanco de policía judicial) acompañado por el juez Luis Aláez abrió todos los telediarios: estaba inspeccionando cada centímetro de los vagones del tren cuando fueron trasladados a A Escravitude. Fue un trabajo magnífico pero que le dejó huella por el impacto de las 80 muertes y los 150 heridos.

Dos meses después se libró del caso Asunta al aparecer el cadáver de la niña en territorio de la Guardia Civil, pero él ya había dado los primeros pasos tras presentar la denuncia sus padres. La coordinación con los agentes de la Judicial fue intachable.

Apenas cinco meses después de su ascenso a comisario y su traslado a la ciudad herculina, el veterano policía ourensano tiene todas las papeletas para regresar a la Comisaría donde se curtió como agente para hacerse con las riendas. Quien ocupe el cargo se encontrará con un primer reto a medio plazo: el Año Santo de 2021, para cuando está previsto, si la crisis del covid-19 no chafa las estimaciones, que lleguen a la ciudad millones de visitantes.

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