Santiago

Cuatro procesos abiertos y seis años de lucha continua contra los okupas

Los propietarios de una de las viviendas en ruinas de Conxo señalan las denuncias ya presentadas, aunque siempre se encontraron con obstáculos judiciales // Temen que pueda suceder algo grave

  • 30 ene 2022 / 01:00
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Como un mal sueño que nunca termina. Así se sienten los propietarios de una de las viviendas en ruinas de Conxo que está allanada por okupas, precisamente, la que se encuentra en peor estado. Tras la publicación de la noticia en EL CORREO GALLEGO el pasado martes, denunciando la situación que están padeciendo los vecinos, los responsables del terreno han querido dar su versión de los hechos, destacando sus denuncias constantes, aunque sin éxito, contra las personas que han asaltado su morada. Son ya más de seis años de lucha y cuatro procesos abiertos sin que nadie les aporte alguna solución.

La habitual demora judicial contra estos colectivos se muestra, en este caso, en su máxima expresión. La lentitud de los procesos contrasta con la avidez de los ocupantes ilegales, ya que no dudan en aprovechar cualquier artimaña para evitar que se lleve a cabo el desahucio.

“Siempre se vive una situación similar. Ponemos la denuncia, se abre el proceso, que mínimo dura un año, y cuando está en vías de resolución, cambian los okupas que están dentro y, por lo tanto, obligan a abrir un proceso diferente”, comenta frustrado uno de los hijos de los dueños.

Sólo en una ocasión, cita, se llegó hasta la última instancia, al momento en el que por fin se iba a ejecutar la expulsión de los allanadores. Sin embargo, tampoco fue posible. “Cuando llegaron los del juzgado, se encontraron con un azulejo en la vivienda con el número 13 (el que se mantiene aún en la actualidad), cuando en realidad la casa es el 33. Por ello, alegaron que no podían ejecutar el proceso, ya que la dirección era incorrecta. Es indignante”, señala.

Estas anécdotas se van sumando y van ampliando la sensación de cansancio de una familia que lo único que desea es que se termine ya esta problemática. “Al leer que los vecinos nos acusaban de no denunciar, nos enfadamos mucho, porque llevamos muchos años con este tema a vueltas”, lamenta.

En esta lucha continua, incluso tuvieron que lidiar con las amenazas de las personas que se encuentran allí. Confiesa el retoño, que el clan intimó a su madre diciéndole que la tirarían por las escaleras si no se marchaba de allí.

UN DESEO, DERRIBAR LA CASA. Afirman los herederos del habitáculo que, desde que comenzó esta pelea, su único deseo ha sido el de derribar la casa que, en su día, fue la vivienda de sus progenitores. Con todo, por culpa de la situación que están viviendo, siguen sin poder conseguirlo, un obstáculo que impidió, además, que la constructora de Santa Marta adquiriese estos terrenos.

“La empresa se puso en contacto con nosotros, pero necesitaban que estuviese vacía. Nos indicó que compraban el 50 % de la superficie, pero que aquí no por los okupas”, recuerda.

Por ello, destaca, su objetivo está claro: “Queremos tirar la casa, para que puedan urbanizar la zona y porque cualquier día puede pasar cualquier cosa, porque eso es un nido de infecciones”.

Asimismo, una vez ha visto la luz pública este tema, esperan que sea la definitiva y que el Concello tome medidas cuanto antes, ya que hasta ahora “no hicieron nada”. Temen que “pase algo y que después las culpas también se las echen a los vecinos”.

Con una voz conjunta ante un caso que les afecta (a propietarios y vecinos), confían en que los latosos trámites se agilicen para evitar un problema mayor. No pueden comprender cómo junto a una de las áreas más florecientes de la capital gallega puedan permitir algo así, por lo que esperan respuestas inminentes.

propietarios
Encargados de los allanadores

··· Como si no fuera suficiente con tener a okupas en su propiedad y no poder expulsarlos, la familia de la vivienda 33 (13 según el azulejo) denuncia que la propia justicia les remarcó que son ellos los responsables de cualquier cosa que pueda suceder en el interior del habitáculo. “Nos recomendaron contratar un seguro por si existe algún problema allí dentro”, comentan.

··· Siguiendo esta línea, recuerdan un caso absurdo. “Cuando llegamos había una nota en la puerta indicando que la llave estaba debajo del felpudo. Los agentes nos indicaron que si entrábamos, al existir un proceso abierto, si los okupas denunciaban que les faltaba algo, sería responsabilidad nuestra. Con que denunciaran, por ejemplo, que les faltaba dinero, aún tendríamos nosotros que responder ante ello. Imaginad hasta qué punto es una tomadura de pelo”, confiesa.

··· Señalan que el último ocupante, en su pelea con el clan, además de tirar paredes con un mazo, se llevó el aluminio, cobre y plomo para vender.

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