ENTREVISTA
My Two Hands imparte clases a alumnos de dos a seis años, que forman parte de un mismo ‘grupo burbuja’ TEXTO Andrés Bernárdez

“Es importante que los niños hablen inglés de forma natural”

29 oct 2020 / 00:00
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Nicole Baña y Lyndsay Kyker son dos socias que, tras varios años impartiendo clases de inglés en varios centros de preescolar, decidieron tomar las riendas del suyo propio. Así nace My Two Hands (rúa Alejandro Pérez Lugín 7), un centro que acoge a alumnos de entre 2 y 6 años y que apuesta por una enseñanza trilingüe en la que inglés, español y gallego conviven. Además, por las tardes el centro se convierte en una academia de inglés. Nicole Baña nos cuenta más.

¿En qué consiste el proyecto?

Tenemos dos proyectos paralelos. Por las mañanas trabajamos como centro preescolar y por la tarde nos dedicamos a la enseñanza del inglés como una academia. En lo que se refiere al centro de preescolar, trabajamos con niños de 2 a 6 años como cualquier otro colegio, implantando el curriculum del segundo ciclo de infantil, con la diferencia de que es un centro trilingüe en el que convive el español, el gallego y el inglés.

¿Cómo surgió la iniciativa?

Trabajábamos impartiendo clases a niños pequeños, dábamos clases de inglés en escuelas infantiles, a niños muy pequeños de dos y tres años, y este era uno de los centros a los que acudíamos dos veces a la semana como profesoras externas. La dueña quería traspasar el negocio y nos lo ofreció. Decidimos cogerlo porque era una forma de ampliar nuestro proyecto. Ahora abarcamos muchas más áreas además del inglés.

¿Cómo estáis llevando este inicio de curso tan atípico?

Siguiendo los protocolos. Nosotros dependemos de la Xunta y son ellos los que nos dicen cómo actuar. Lo principal es el tema de la ratio, que a nosotros nos beneficia. Somos un grupo pequeño, un grupo burbuja en el que es fácil mantener las distancias y cumplir con todos los protocolos. Tenemos que implantar medidas, aunque también es cierto que nosotros ya seguíamos muchos de estos consejos antes de que apareciese el coronavirus, teníamos muchos hábitos de higiene. Para nosotros el covid supuso un pequeño cambio porque lógicamente no llevábamos mascarilla, pero nuestros alumnos ya estaban acostumbrados a lavarse las manos con frecuencia o a cambiarse el calzado, por ejemplo. Los padres de momento están contentos porque al ser un grupo pequeño es muy controlable.

¿Cómo de importante es que un niño comience a aprender inglés desde tan pequeño?

Nosotros lo enseñamos como si fuese una lengua más, como un idioma nativo. No nos dedicamos a sacar tarjetas, o a seguir un libro de texto o ponerles fichas. Lo más importante a edades tempranas es educar el oído para que más tarde tengan más facilidad para reproducirlo. Cuando son tan pequeñitos, hablar les cuesta más, pero si que entienden el idioma y les da una ventaja importante. Además ellos lo ven como algo habitual, es parte de la rutina diaria, es como quien convive con el castellano y el gallego. Al final establecen códigos con cada persona, saben que nosotras les hablamos en inglés y sus padres en castellano o gallego y no pasa nada. Para ellos es algo natural.

¿Qué es lo que más les cuesta?

No hay nada en concreto. En realidad a estas edades ellos eligen lo que les resulta más fácil. Por ejemplo, muchos dicen red, en vez de rojo, porque la letra ‘R’ en inglés es mucha más fácil de pronunciar. A lo mejor te hablan en español y dicen “me voy a poner la chaqueta de color red”. Van mezclando, porque ellos tienen esa capacidad de elegir, no se dan cuenta. Es una forma de que poco a poco vayan integrando el idioma hasta que consigan hablarlo de forma natural. Quizás lo más difícil para ellos es diferenciar los acentos. Aquí escuchan mi acento británico y el acento americano de mi socia y, si de repente se tienen que enfrentar a un acento australiano, les cuesta más comprenderlo. O incluso a un español hablando inglés.

¿Qué diferencia a vuestro centro?

Lo principal es la manera que tenemos de enseñar. No somos tradicionales en ese aspecto. Trabajamos con una serie de actividades poco habituales, son iniciativas que no se suelen hacer en los colegios porque tienen un volumen de alumnos mucho mayor. Aquí trabajamos con experimentos, con actividades sensoriales, con la mesa de luz, hacemos talleres de cocina... una serie de cosas que solo son posibles porque tenemos un grupo reducido. Si llegamos a tener 25 niños en el aula, sería inviable.

¿En qué se basa vuestro método?

Intentamos enseñar siempre partiendo de experiencias que les marquen, es la forma de que disfruten el aprendizaje e interioricen los conocimientos. Además, tratamos de seguir sus ritmos. No les forzamos a escribir o a leer, si tienen interés en hacerlo nosotros lo potenciamos, pero nunca les obligamos a hacerlo. Tenemos un grupo de edad mixta, hay niños de entre 2 y 6 años y están todos mezclados. Eso hace que terminen aprendiendo unos de otros. Hay niños que con 3 años quieren escribir, y otros que a los 5 no les interesa lo más mínimo. Nosotros respetamos su ritmo, aunque siempre intentando potenciar las habilidades que tienen. Para ello lo principal es observarlos mucho para poder saber qué es lo que motiva a cada uno a aprender.

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