Hartazgo entre los vecinos del Ruta por el ruido insoportable

Los vecinos de la discoteca Ruta ya no saben cómo hacer frente al barullo insoportable, que tienen que soportar todas las noches, desde que arrancó el curso universitario.

Muy a su pesar, las calles que rodean al establecimiento nocturno, se han convertido en la nueva zona de marcha de Santiago. Debido a los aforos limitados, el local no puede dar acogida a todos los clientes que le gustaría y los jóvenes optan por quedarse fuera bebiendo y haciendo un ruido infernal, que desespera a los residentes de la zona.

La situación volvió a repetirse este sábado por la noche, pero con una vuelta de tuerca más, según denunciaron a este rotativo los vecinos. “A los gritos, cánticos a coro y destrozo de vasos, ahora, hay que sumarle motos quemando rueda y coches que ponen música a todo volumen”, que imposibilitan el descanso de los ciudadanos.

Los afectados por esta situación se sienten impotentes y ya no saben qué hacer para poner remedio al problema, porque ni avisar a la Policía surte efecto. “Si llamas a la Policía Local te dicen que no pueden hacer nada con tanta gente”, aseguran.

Y es que de forma habitual suelen concentrarse en Curros Enríquez y las calles próximas, más de trescientas personas, una cifra que sube de forma considerable la noche del jueves. Además, invaden la calzada e impiden la circulación de los vehículos. De hecho, este jueves incluso dificultaron el paso de una ambulancia.

A esto hay que añadir que la zona amanece repleta de restos de basura, cristales, vasos de plástico y envoltorios, entre otros desperdicios.

El concejal de Seguridad Ciudadana, Gonzalo Muíños, mostró esta semana su preocupación por las grandes concentraciones de gente que se produjeron el jueves y aseguró que desde el Ayuntamiento seguirán con el dispositivo de seguridad reforzada para disolver estas aglomeraciones de jóvenes.

De hecho, la Policía Local está contando con el apoyo de la Unidad de Intervención Policial, conocida popularmente como los antidisturbios, que les ayudaron a disolver las aglomeraciones de estudiantes tanto en la plaza Roja, como los alrededores de la discoteca Ruta.

Durante esa noche de movida hubo casi cincuenta denuncias, la mayoría de ellas por beber alcohol en la calle, fiestas en pisos y orinar en la vía pública. Parece que las sanciones no disuaden a los más jóvenes para cesar con su incívico e insolidario comportamiento. Lo cierto es que la situación se está haciendo insostenible para los residentes de este punto de la capital gallega, que llevan muchos días sin poder descansar. Ademas, a las noches de ruidos hay que sumarles las jornadas en las que la gente se pasaba día y noche haciendo cola para comprar las entradas del establecimiento, sentándose en las aceras y haciendo jaleo día y noche.

Hace años el botellón se celebraba en el Campus universitario, en una zona sin casi vecinos. El lugar amanecía repleto de basura, pero al menos los ciudadanos podían descansar tranquilos.