Santiago

La prostitución se traslada a los pisos como consecuencia de la crisis del coronavirus

O Castiñeiriño y estación de tren concentran el 50 % de este negocio ilegal

  • 21 sep 2020 / 00:00
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La que podemos denominar ya como era covid ha dejado tras de sí auténticas tragedias económicas dentro de una crisis donde lo peor está todavía por llegar. Miles de personas se han visto abocadas al ERTE en nuestra comunidad y, muchas de ellas, han acabado siendo despedidos de sus empleos por reducción de plantilla. Esto ya es duro cuando estás en tu propio país y tienes unos estudios y una experiencia laboral que te avalan y te pueden ayudar en la búsqueda de un nuevo trabajo.

Pero, ahora, imagínate que eres extranjera o extranjero, que estás solo o a cargo de tus hijos en un país que no es el tuyo, que has venido para ejercer trabajos precarios en los que te pagan una miseria y que, además, tienes que dar de comer a tu familia. Te ha pillado el coronavirus y te ves confinada o confinado en casa sin la posibilidad de hacer nada, ¿qué harías? ¿Cómo saldrías adelante?

Esta ha sido la situación en la que se han visto centenares de personas, la mayoría mujeres, llegadas de otros países a Santiago recientemente y que, por necesidad económica, han caído en manos del negocio de la prostitución. Siempre de manera autónoma, sin trabajar previamente en ‘clubs’ de alterne, apostando directamente por utilizar sus propias viviendas para dar servicio a los clientes, con todos los peligros que eso conlleva y los riesgos a los que, sobre todo en tiempos de pandemia, se exponen.

Por otro lado, también está la situación de las mujeres que, ejerciendo su actividad en locales dedicados a la prostitución, han visto interrumpido su trabajo por el coronavirus, de manera que se han quedado de la noche a la mañana sin ingresos económicos y han tenido que buscar alternativas para seguir viviendo. Para ello, también han puesto sus domicilios particulares al servicio de los clientes.

TRASVASE DE ‘CLUBS’ DE ALTERNE A los PISOS PARTICULARES. Fuentes policiales de Santiago han explicado a EL CORREO GALLEGO que se ha notado en estos meses marcados por el covid-19 “un trasvase de clubs de alterne a pisos en el interior de Santiago”. Según las últimas medidas sanitarias establecidas por el Ministerio de Sanidad y la Xunta de Galicia, los locales de ocio nocturno (entre los que han decidido incluir en nuestra comunidad a los ‘clubs’) deben cerrar sus puertas a las 01.00 horas de la madrugada, como muy tarde, de manera que la actividad de la prostitución se ve cortada de raíz.

Gran parte del flujo de clientes de estos establecimientos se produce a altas horas de la noche, ya que el deseo de mantener la intimidad, privacidad y anonimato coinciden con un horario tardío en el que pueden pasar más desapercibidos. De este modo, la mayoría de los ‘clubs’ próximos a la ciudad de Santiago no abren puertas hasta las 00.00 horas, de manera que solo podrían permanecer en actividad y ejerciendo sus servicios una hora diaria, algo que, económicamente, no les compensa. “Se ha notado también un adelanto en la hora de apertura de estos locales”, manifiestan fuentes policiales. Algunos incluso comienzan a ofrecer sus servicios a partir de las 16.00 horas. Con todo, los que más, todavía permanecen cerrados a estas alturas del mes de septiembre en el que nos encontramos metidos de lleno en la segunda ola de rebrotes.

BÚSQUEDA DE SERVICIOS ON-LINE. A través de internet, existen varias páginas web de búsqueda de chicas por ciudad. Las dos más utilizadas, mileróticos.com y pasion.com son un buen reflejo del tipo de servicios que se ofrecen en la ciudad de Santiago, así como de la edad, la nacionalidad y la ubicación mayoritaria de los pisos.

El equipo de investigación de este diario ha realizado una minuciosa búsqueda entre las chicas que se anuncian en estas páginas con domicilio en Compostela, más de 200, y ha llegado a varias conclusiones que es reseñable comentar, ya que, teniendo en cuenta que la mayor parte de personas contratan y buscan estos servicios a través de internet, puede darnos una idea del panorama actual de la profesión.

NACIONALIDAD: INCREMENTO DE MUJERES ASIÁTICAS. Por lo que respecta a su nacionalidad, la mayoría de las mujeres que ofrecen sus servicios en Santiago continúan siendo latinas, principalmente de origen brasileño. También proceden de otros países del continente americano como Argentina, México y Colombia, entre otros.

Con todo, también existen mujeres orientales que se dedican a la prostitución en la zona. Principalmente, sus países de origen son China, Corea y Tailandia. Las mismas fuentes policiales consultadas por este diario confirman que “sí se ha notado un incremento de mujeres orientales que ejercen la prostitución en Santiago”, algo que no era muy habitual aquí. Estiman que la cifra de chicas de estas nacionalidades asiáticas que ofrecen servicios en la capital “se ha multiplicado por cinco o por seis”, muchas de ellas “vinculadas a clubs de alterne”.

UBICACIONES PRINCIPALES DE LOS PISOS. Por otra parte, a través de estas páginas webs, nuestro equipo ha podido establecer un mapa de la ciudad con los principales puntos de mayor actividad sexual. Pese a que la variedad de zonas en las que se ubican estos pisos es muy grande, sí es cierto que hay determinados lugares que concentran a una gran parte de estas viviendas orientadas a la prostitución.

Así, los dos principales focos, que concentran alrededor del 50 % de las chicas, son las calles próximas a El Corte Inglés (O Castiñeiriño) y edificios cercanos a la estación de tren (Avenida de Lugo). También hay pisos en los que se ejerce el negocio del sexo en Área Central, República Argentina, La Rosa, Plaza Roja y Santiago de Chile. A grandes rasgos, esas serían las principales áreas en las que se ha concentrado durante la pandemia sanitaria el negocio de la prostitución.

EDADES: LA MAYORÍA SON JÓVENES, PERO TAMBIÉN HAY MUJERES DE EDAD. Entre los 18 y los 25 años es la franja de edad por excelencia de estas chicas, aproximadamente suponiendo el 70 % del total, muchas de ellas estudiantes y modelos, según anuncian en sus perfiles públicos dentro de las webs de anuncios. La siguiente franja de edad es la de 26 a 35 años, también bastante numerosa, sobre un 20 %. Seguidamente, se pueden hallar anuncios sueltos de mujeres de entre los 40 y los 50 años, muchas de ellas anunciándose como recién divorciadas o en busca de experiencias diferentes, en torno a un 10 %.

Otra de las principales fuentes de ingresos de este negocio: el ‘cibersexo’

Santiago. En tiempos de covid, la prostitución también ha tenido que reinventarse para adaptarse a la normativa sanitaria. No por imperativo legal, ya que se trata de una actividad ilegal, sino porque las mujeres que se dedican a ello son conscientes de que para poder seguir ejerciendo es necesario conservar la salud, no solo por ellas, sino también por sus clientes, que podrían meterlas en problemas.

De este modo, muchos de los perfiles consultados por el equipo de investigación de este diario, todos ellos de chicas que ofrecen servicios en el área de Santiago, apuestan no solo por la actividad sexual de forma física, sino también por el ‘cibersexo’.

Aproximadamente, el 20% de las usuarias de las páginas de anuncios sexuales consultadas promocionan este tipo de servicios y, algunas de ellas, aunque bien es cierto que las que menos, se dedican a él en exclusividad.

¿En qué consiste? ¿Cuál es su labor? En este caso, simplemente a través de los teléfonos móviles de contratante y contratada, activando la cámara en cualquier aplicación de comunicación de las muchas que existen en el mercado, se oferta el producto: fotografías subidas de tono, vídeos de carácter íntimo, así como grabaciones de voz, llamadas o, en algunos casos, simplemente conversaciones con alto contenido sexual.

El contacto físico y el cara a cara entre las dos personas es nulo, de manera que también se contribuye a mantener un poco el anonimato de la prostituta y a evitar conflictos con el cliente que, en muchas ocasiones, generan altercados por los que los vecinos alertan a la Policía.

“Una no quiere trabajar en esto, se expone a contagio
y a semanas sin ingresos”

“Soy madre soltera y me vine a España en busca de una vida mejor, ya no solo para mí, sino también para mi hijo con cáncer, porque sabía que aquí tenía más posibilidades de curarse y que la Sanidad es mejor”, manifiesta Kathy, que ejerce su trabajo en un piso en el centro de Santiago y que ha optado por mantener su nombre real bajo el anonimato.

“Tengo tres hijos y necesito darles de comer, la situación económica en el país del que provengo, República Dominicana, está muy complicada, y aquí pensamos que iba a cambiar la cosa a mejor, pero no fue así”, apunta.

SEMANAS SIN INGRESOS. Asimismo, asegura que no se encuentra en este negocio por tratarse de una vía de fácil obtención de dinero, sino que “he tratado de buscar algo más decente, pero no consigo nada de nada”, pese a llevar ya un año en la ciudad.

Además, evidencia que “hay semanas en las que, dedicándote a esto, tú no ves ni un ‘peso’, te las pasas mirando a cuatro paredes”, no se trata de ingresos fijos ni de un sueldo mensual.

RIESGO DE CONTAGIOS. Realizando este trabajo “uno se expone a un auténtico riesgo”, advierte, “porque uno no sabe en qué momento se puede contagiar de cualquier enfermedad, y más ahora en tiempos de pandemia”.

Durante el ejercicio de su actividad, “cuando me viene un cliente, lo meto directamente al baño y el cliente se enfada y se queja, porque no se quiere duchar, pero uno lo hace por su propia protección y también por la del propio cliente”. Con todo, afirma que “soy una persona muy pacífica, así que si algún cliente me plantea un problema yo le devuelvo su dinero y le pido que se vaya, sin más”.

HIJOS PEQUEÑOS DEPENDIENTES. “Mi niño con cáncer es totalmente dependiente de mí y tengo que darle todo”, indica, por lo que “no me queda otra alternativa, ¿qué puedo hacer?”.

BÚSQUEDA INEFECTIVA DE TRABAJO. Al llegar a España, lo primero que hizo, según nos cuenta, fue apuntarse en una agencia de búsqueda de empleo, “a ver si aparecía algo”. “Hace más de cuatro meses que mandé ese papel y todavía no me han llamado ni me han atendido ni nada”, relata apesadumbrada.

Con la voz entrecortada demanda “algo más digno, aunque sea de limpieza, no tengo ningún problema, hasta podría recoger basura en la calle, lo importante es trabajar, pero no lo consigo”.

DEMANDA DE EMPLEO. “Me gustaría encontrar una ayuda en alguna casa, limpiando o cuidando a un señor mayor, para sacar a mis hijos adelante y salir de esta vida, que sé que no es legal”, asevera Kathy.

“No me gusta exponer mi casa a extraños, pero no hay otra”

“Mi intención no era dedicarme a esta profesión, yo comencé trabajando como camarera en un local nocturno, pero cuando las circunstancias lo requirieron me vi obligada a aceptar lo que me ofrecían, porque era eso o perder mi trabajo y mi única fuente de ingresos”, asegura Leslie, pseudónimo que utiliza para ocultar su verdadero nombre, ya que prefiere mantenerse en el anonimato.

Recién llegada a España desde Cuba, su país de origen, a comienzos de año se topó frente a frente con este negocio, ya que en el establecimiento donde trabajaba también se encargaba de acompañar a señoritas dedicadas al negocio del sexo hasta sus respectivos clientes. “Ellos me demandaban un servicio y me pedían una chica y yo la acompañaba”, nos cuenta, y añade que “no solo se trataba se servicios puramente sexuales, sino que también realizaban masajes eróticos”.

“Nadie se ve metida en este negocio por gusto, sino por necesidad, eso es evidente, si pudiésemos buscar otra forma de trabajo, aunque yo no puedo hablar en nombre de nadie, ni siquiera de las chicas a las que yo supervisaba, yo creo que lo haríamos”, asegura.

LA PANDEMIA HA EMPEORADO SU SITUACIÓN. Ella considera que las cosas, desde el inicio de la pandemia, “se han puesto mucho peores” y “ahora cualquier trabajo se vuelve un poquito más digno, porque es lo que hay”.

Por su parte, solo quiere recaudar el dinero necesario para poder regresar a Cuba y darle allá a su familia una vida mejor con lo que ha ganado aquí.

REGRESAR A SU PAÍS. “Allá por poco dinero que parece que ganas aquí es una fortuna, las cosas son más baratas y con esto puedes vivir muy bien”, admite. Tras cerrar el local en el que trabaja, ahora ejerce los servicios en su propio domicilio. “No es que me guste exponer mi casa a extraños, pero es que no tengo otro lugar”, indica con preocupación en su voz.

SUS COMPAÑERAS DE PROFESIÓN. “No sé qué ha sido de las demás chicas, solo espero que se encuentren bien y que no estén pasando por demasiadas penurias económicas, porque esto (la prostitución) al menos nos daba de comer y nos permitía tener una vida digna”, relata, asegurando que “sino, hace tiempo que estaríamos muertas de hambre y mendigando por las calles”.

NO VE FACTIBLE OTRO EMPLEO. Preguntada sobre los trabajos que le gustaría ocupar en un futuro o sobre si se plantea seguir en esto, admite que “me gustaría dedicarme a cualquier otra cosa, fregar o vender en una tienda, pero sé que siendo extranjera eso no va a ser nada fácil, si no lo he conseguido hasta ahora, ¿qué me hace pensar que lo conseguiré?”.

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