Las castañas de Manuel Prieto ‘estrenan’ el otoño santiagués

Ya es otoño (con mayúsculas) en Compostela. Y no porque lo marque el calendario desde septiembre ni porque aparezca en un claim publicitario; lo es porque ya se ha instalado con su asador en forma de locomotora Manuel Prieto, uno de los rostros más conocidos de la ciudad, que este año cumplirá 52 años viviendo de este oficio que aprendió junto a su padre cuando era un crío de 13.

Instalado en su lugar habitual de Porta Faxeira, donde hasta hace poco tenía el carrito de helados de la temporada estival, atrás queda ya para el olvido una temporada de incertidumbre, la vivida cuando el Concello revisó la normativa de venta ambulante para reorganizar los puestos y licencias, y el consiguiente movimiento ciudadano en su apoyo, que incluyó llamadas de medios de comunicación de Madrid y una petición en la célebre plataforma change.org iniciada por una particular y que contabilizó más de 4.700 firmas.

A sus 69 años y de carácter afable, Manuel Prieto es todo un experto en castañas. Para él es importante que sea un producto de calidad y que esté en óptimas condiciones para consumir. El resto lo hace el asado de su locomotora, una réplica exacta de la que utilizaba su padre cuando llegó a Compostela en 1947 para convertirse en una estampa típica del otoño de la ciudad, y que Manuel ha utilizado para servir castañas a varias generaciones de vecinos y a numerosos peregrinos y turistas, que día tras día hacen cola ante ella para comprar un cucurucho de castañas e intercambiar unas palabras con su dueño.

MOMENTO ADECUADO. Viendo las colas ante la locomotora año tras año, y las que ya ha habido este fin de semana, es fácil predecir un nuevo éxito de ventas.

Para el castañero, el secreto está en no venderlas antes de tiempo, revisar bien el género con el proveedor de confianza y asarlas en el momento adecuado, controlando el tiempo y la temperatura.

Ni siquiera el invierno pasado, en el que se registraron sucesivas olas de la pandemia, los compostelanos se resistieron a visitar en Porta Faxeira la locomotora de Manolo para comprarle las castañas asadas, uno de los productos más identificativos de esta estación del año, que incluso cuenta con fiesta propia, la de los magostos, con la que se celebra la recolección de este fruto.