“Los españoles son más abiertos que nosotros”

Salieron de las cercanías de Kiev hace casi tres años, porque tras la anexión rusa de Crimea en 2014 ya sospechaban que “la cosa iba a empeorar”, como así fue. Hanna tiene cinco hijas, entre ellas Katia y Daria, quince y veinte años respectivamente, que son las que ponen voz a este reportaje en el despacho de Benjamín Roo, párroco de Os Tilos. “Nuestro padre se quedó con su madre, la abuela. Él dice que está bien, pero allí están asustados y pasándolo muy mal, aunque él no lo diga. Por su cumpleaños vino a visitarnos una semana”, relatan las hijas.

En España están encantadas: “Nos gusta mucho este país, porque nos ayuda mucha gente, los vecinos, la parroquia, Cáritas, todos nos ayudan un montón”. Daria está cursando el ciclo de FP de preimpresión digital, Katia está haciendo la ESO, las hermanas pequeñas están en el colegio y la mayor trabaja. “Sabíamos un poquito de español, poquito, pero todo lo que conocemos del idioma lo aprendimos aquí”, tal como se explican con fluidez y buena fonética. Hanna, la mamá, es la que tiene mayores dificultades, aunque sus ojos delatan emoción oyendo hablar a sus hijas.

“Echamos de menos aquello, a nuestros amigos y familia de allí, claro, nos criamos y crecimos en Ucrania; pero ya pensamos en hacer una vida en España y regresar solo de vacaciones. Aquí la gente es muy buena, más tranquila, más amable. Los españoles son más abiertos a otra gente, al contrario que los ucranianos”, tal como advierten. La familia, que vive en Os Tilos, se siente “plenamente” integrada, aunque a Daria le “gusta” callejear por su pueblo con la aplicación de Google Maps.