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Cicatriza las heridas del alma con Kintsugi

    • 22 jul 2021 / 01:00
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    ¿Conservas algún objeto roto porque para ti tenía un significado especial? No te preocupes, la rotura no tiene que representar el final del objeto, todo lo contrario, tienes la oportunidad de corregir esas roturas mediante la técnica del Kintsugi y convertirlo en un objeto único, irrepetible y de gran belleza.

    El kintsugi es una técnica japonesa basada en el arte de corregir las fisuras o roturas de la cerámica con oro (también se puede utilizar plata líquida o platino). Cada rotura forma parte de la historia de esa pieza y no deberían ocultarse jamás. En lugar de intentar disimular las líneas de rotura, las piezas tratadas con kintsugi, pretenden sobresaltar la belleza de sus cicatrices y que adquieran una nueva vida. Muchas veces, los objetos se vuelven más apreciados que antes de romperse.

    Esta técnica ha terminado siendo una filosofía de vida en la que el kintsugi es una potente metáfora sobre la importancia de la resiliencia, es decir, como hacer frente a las adversidades y superarlas. Es la capacidad de levantarse después de la caída.

    Una persona resiliente, a pesar de experimentar situaciones desagradables, logra enfrentarse a dificultades y darse un nuevo impulso que le permitirá alcanzar sus objetivos y tener calidad de vida, a pesar de todo.

    En nuestra vida actual, donde la preocupación por la perfección, el miedo a fracasar, a sufrir desengaños o pérdidas, nos lleva a esconder nuestra fragilidad tras una máscara, deberíamos ser conscientes de que mostrar esa fragilidad y nuestras cicatrices que son parte de nuestra historia, nos hace más humanos, auténticos y mejores personas.

    Una persona con heridas en su alma tiene su autoestima también herida. Y de la misma manera que el kintsugi puede reparar las roturas de un objeto con oro, las heridas del alma serán cicatrizadas mediante la aceptación y el perdón, convirtiendo a la persona en su mejor versión. Sus heridas ya cicatrizadas, son el reflejo de las batallas ganadas. Se convierte en una persona que ya era única, pero además ahora es extraordinaria y que ha recuperado su autoestima.

    No es suficiente con reconocer las heridas, es necesario aprender a sanarlas y cuando puedas mostrarlas te convertirás en un ejemplo para otros que sufren por sus heridas. Se sentirán motivadas, recuperarán su autoestima y podrán tomar las riendas de su vida.

    El poeta Rumi decía: “La herida es el lugar por donde entra la luz”.

    Si te sientes identificado y quieres contarme tu caso, puedes hacerlo en consulta@otiliaquireza.com

    Estaré encantada de poder ayudarte.

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