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La quinta cabecera más antigua de España se enfrenta a un concurso de acreedores voluntario y con proceso abreviado, según auto de la jueza María Salomé Martínez Bouzas //El administrador concursal, FCH, ha tomado posesión del cargo y ya mantuvo reuniones con directivos, trabajadores y letrados de la empresa editora// El plan de liquidación contiene una propuesta escrita vinculante de varios inversores para adquirir la unidad productiva que garantice su continuidad

  • 01 jul 2022 / 00:00
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La magistrada María Salomé Martínez Bouzas, titular del Juzgado de lo Mercantil nº 2 de A Coruña, ha declarado en concurso voluntario de acreedores a la entidad Editorial Compostela, S.A., al considerar que ha acreditado su estado actual de insolvencia. En el auto, fechado el 22 de junio pasado, insta a todos los acreedores a comunicar la existencia de sus créditos a la Administración Concursal en el plazo de un mes a contar desde el día siguiente a la publicación del edicto en el Boletín Oficial del Estado.

Además, ha acordado abrir la fase de liquidación del concurso por petición de la empresa y ha suspendido durante esta fase las facultades de administración y disposición del concursado sobre su patrimonio. También ha decretado la disolución de la entidad y el cese de los administradores sociales, quienes han sido sustituidos por la administración concursal, y declaró vencidos los créditos concursales aplazados y la conversión en dinero de los que consistan en otras prestaciones.

Ha sido designado administrador concursal el despacho coruñés FCH, de acreditado prestigio. Tras tomar posesión del cargo ya esta semana ha celebrado diversas reuniones de trabajo con el cuadro directivo de la empresa editora, plantilla y letrados, con el fin de coordinar la hoja de ruta que se realizará con carácter de urgencia.

Una vez abierta la fase de liquidación, la letrada dio traslado del plan presentado por el deudor para que sea informado en el plazo de diez días por la administración concursal y, también, para que los acreedores puedan realizar las alegaciones pertinentes.

El concurso se tramitará por el procedimiento abreviado habida cuenta, según la magistrada, sobre las circunstancias del mismo. También señala que “han acompañado junto con la solicitud de concurso un plan de liquidación que contiene una propuesta escrita vinculante de adquisición de la unidad productiva en funcionamiento”.

Insta, también, a “presentar a partir de ahora un plan para la realización de los bienes y derechos integrados en la masa activa del concursado”. Si bien existe una propuesta para adquisición de la unidad productiva, se abrirá un plazo legal que permitirá la adjudicación a cualquier otro interesado siempre que mejore las condiciones del primer ofertante.

El administrador concursal ya hizo acto de presencia en una junta ordinaria de accionistas celebrada ayer en la sede de la sociedad, en Costa Vella. Con presencia del 79,34 % de los accionistas, todos los puntos tratados en el Orden del Día fueron aprobados por unanimidad y en el capítulo de Ruegos y Preguntas se hicieron votos para que la empresa salga fortalecida de la crítica situación.

Nada más tener conocimiento de la obligada decisión que afecta a la quinta cabecera más antigua de España han sido numerosísimas las muestras de solidaridad y afecto hacia una “plantilla de héroes”, como fueron calificados los trabajadores de la empresa por su director en el número 50.000 del 16 de junio de dos años atrás.

Autoridades, representantes de los sectores empresarial, universitario, político, cultural, compañeros de profesión y personas que llevan décadas de estrecha vinculación con el periódico –lo reciben cada mañana en su domicilio o lo adquieren en el kiosco habitual– enviaron mensajes de apoyo y los mejores deseos de continuidad. Quizá la frase más expresiva vino de un conocido científico al señalar “Compostela, si pierde su periódico, no será nunca lo que es”.

Fuentes de la empresa reconocen que durante dos largos años de pandemia, y una crisis económica y social acrecentada por la guerra en Ucrania, han sido el detonante de una situación dramática que afectó a la inmensa mayoría de los grupos periodísticos españoles y de otras latitudes. La reducción de más de un tercio de los ingresos mientras, paradójicamente, los costes de reducción de plantilla se incrementaban, fueron la puntilla a una gestión que prometía un resultado extraordinario tras el primer trimestre de 2020, y acabó con los recursos de la mayoría accionarial y su músculo financiero, frustrando un proyecto periodístico que tocó fondo pero saldrá a flote.

Espíritu pionero

Santiago, por el Apóstol y su monumentalidad, se caracteriza por no dar valor a casi nada. Reyes, presidentes de repúblicas, papas, altos dignatarios, premios Nobel vienen al final del Camino sin gestionarlo desde aquí. Mientras Vigo y A Coruña ejercen un sano chauvinismo, en Santiago no impresiona nada.

EL CORREO siempre se distinguió por lo contrario: no bajar la guardia en la puesta en valor de los ciudadanos y las instituciones. De ahí la defensa a ultranza de la capitalidad y sede de la Xunta y el Parlamento, la por otros denostada Cidade da Cultura, y lo que representa ser sede de la Universidad de Santiago, cuna del saber desde 1495.

El primer diario en gallego de la historia nació el día de Reyes de 1994 como regalo a los lectores. En nuestro número 50.000 también fuimos pioneros al abrir la puerta a toda la plantilla, protagonista única de un diario que, en expresión de Pepe Coira, “media vida despois, sigo sentindo como parte esencial de min”.

Galicia como única bandera

Cuando todavía no se vislumbraba la Galicia de hoy, hace 40 años que EL CORREO tuvo la iniciativa (que emana de nuestro editor don Feliciano Barrera) de crear el Foro del Pensamiento Europeo, en el que se debatían cuestiones como la Unión Europea (entonces muy lejana), el gobierno planetario y los grandes asuntos de Estado. Pero también hemos sido pioneros en galardonar a los mejores. Los Premios Gallegos del Año han subido al podio al Nobel Camilo José Cela, a la presidenta del Tribunal Constitucional Mª Emlia Casas y a cerca de quinientos “números uno” que engrandecen Galicia.

El más reciente ha sido un jesuita de 103 años, Andrés Díaz de Rábago, que recogió el más sonoro de los aplausos tras viajar a Compostela desde Taiwan, donde falleció hace pocos días. Galicia y sus instituciones, idioma, tradiciones, paisajes, modo de vida y su gente ha sido y será siempre el norte que guíe nuestros pasos. La capacidad creativa de esta Casa y quienes la sostienen no tiene fin, nunca se rinde y busca incansable que el bien venza al mal. Ese es nuestro espíritu y también, con humildad, nuestra grandeza.

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