N1
El local de la praia da Barrosa celebra dos conciertos diarios, pero la mayoría sin anunciar previamente el nombre del grupo // Se le suma la Residencia de Artistas. TEXTO Anna I. Sixto

El Náutico de O Grove vuelve a convertirse de nuevo en el refugio estival de los músicos

  • 15 ago 2020 / 00:15
  • Ver comentarios
Noticia marcada para leer más tarde en Tu Correo Gallego

“Este año se anuncian conciertos, poniendo a la venta entradas, pero sin develar el nombre del artista salvo algunas excepciones. El objetivo es evitar aglomeraciones y poner el foco en la experiencia de venir al Náutico como hace muchos años y disfrutar de un ambiente tranquilo y seguro, además de descubrir artistas que no conocemos”. Así presentaba Miguel de la Cierva en su web la filosofía de su icónico local de San Vicente para este verano. Una idea a la que, al margen la crisis sanitaria, venía dándole vueltas hace algún tiempo, después de que el año pasado se creasen algunas situaciones complicadas coincidiendo con la actuación de los grupos de más éxito, y que este mismo agosto volvió a repetirse con el concierto de los hermanos Amaro e Iván Ferreiro.

Un día en el que la playa de A Barrosa volvió a abarrotarse de gente que quería verlos, pese a no poder acceder al local al no tener entrada, y que hizo que interviniese la Guardia Civil para desalojar el arenal, con el consiguiente perjuicio para los que estaban dentro escuchando el concierto, pese a que se cumplía el aforo y las medidas de seguridad.

El alma mater del Nautico lo tiene claro, “queremos que se valore la experiencia de ver un concierto cómodamente sentado, con atención en mesa, limpieza y tranquilidad”, tal y como exigen la normativa sanitaria, pero también como se disfrutaba en el local antiguamente, cuando los músicos iban allí a tocar y se empezaron a programar conciertos, con un cartel de nombres cada vez más conocidos. Y a falta de uno diario, el pasado año dos o tres por día.

“No hay en este momento ningún local en España, ni posiblemente en Europa que esté programando dos conciertos diarios. El Náutico de O Grove lo lleva haciendo desde principio de mes y así seguirá hasta finales de agosto. Con sesión doble. Un concierto a las 13.30 y otro a las 20 horas”, explica De la Cierva, quien adelanta que “por supuesto y siguiendo la línea que se viene manteniendo este verano, en la mayoría de los casos no se anunciará quienes son los artistas o grupos que actúan cada día y en cada sesión”.

De hecho, las entradas se ponen a la venta con tan solo la fecha y la hora. “Y aún así estamos agotando la mayoría”, comenta De la Cierva, quien añade que “es un patrón que ha venido para quedarse”.

Aunque tampoco es extraño que suceda así, habida cuenta del historial de artistas en agenda que tiene el local y la querencia de los músicos por tocar en El Náutico, ese pequeño galpón situado al lado de la playa, por el que ha pasado lo más granado del panorama indie y rock. Y es que en El Náutico lo mismo te encuentras tocando a Marlango, que a Depedro, Andrés Suárez, Jorge Drexler, Vetusta Morla, Xoel López, Santiago Auserón, Ele, Marwan, Taburete, Annie B. Sweet, Coque Malla o Kiko Veneno. Una lista interminable de grandes nombres de la escena musical que han situado al local gallego entre las principales salas de conciertos de España.

Y si ya de por sí El Náutico era una especie de refugio para los músicos, donde en pequeño formato, coincidir con otros artistas y disfrutar de la cercanía, este año y ante la ausencia de festivales, el local se ha convertido en “un auténtico oasis para la música y para los músicos, además de un nicho de trabajo en estos tiempos tan difíciles”, comenta Miguel de la Cierva.

Y la mejor prueba de ello fue lo acontecido el pasado fin de semana durante la celebración del Laboratorio N. Durante dos días toda la música que sonó en el local, desde la apertura hasta el cierre, fue en directo. “Eso también es algo que solo ocurre en El Náutico. Sería impensable y seguramente imposible en cualquier otra sala”, dice.

RESIDENCIA DE ARTISTAS. En este sentido, además de la abrumadora programación de conciertos El Náutico ha impulsado este año otro proyecto emprendedor: una residencia de artistas, también ubicada en San Vicente do Mar, en una casa de aldea rehabilitada por el propio Miguel de la Cierva, que ya ha empezado a ser utilizada por algunos de los músicos que este año han actuado en el local de A Barrosa.

Rodeada de una impresionante arboleda y un jardín, el empresario tenía claro que quería que ese lugar se convirtiese en “un punto de encuentro y de convivencia para los músicos, un lugar y un espacio en el que puedan surgir y desarrollarse todo tipo de iniciativas creativas”.

Por ello, la casona cuenta con diversas salas, habitaciones y estancias, tanto interiores como exteriores, que se complementan con el escenario y el estudio de grabación de las instalaciones de El Náutico.

“Se trata”, en palabras de Miguel de la Cierva, “de propiciar el desarrollo de iniciativas culturales que posibiliten desestacionalizar la oferta del Náutico y, por extensión, del conjunto de O Grove”.

AFORO. Desde El Náutico recuerdan que el local respeta escrupulosamente las medidas de seguridad impuestas: “Todo el público está sentado, con distancia de seguridad entre las mesas y con la obligatoriedad de tener puesta la mascarilla en todo momento”, y advierten que “si se compra una mesa de 4, es posible añadir una persona más y pagarla en el momento de llegar al concierto. Si se compra una mesa de 8, es posible añadir dos más y pagarlas al llegar al concierto”, y que las entradas se venden inseparablemente a grupos de personas convivientes. “No se pueden compartir las sillas de una mesa con desconocidos”.

Tema marcado como favorito