Cae en A Pobra el palomar del pazo donde vivió Valle-Inclán
Nadie como el escritor arousano Ramón María del Valle-Inclán definió mejor el concepto del esperpento. Y hoy viene muy al caso echar mano de ese término para definir el alarmante abandono que motivó el estado ruinoso que presenta la histórica edificación en la que el autor escribió algunas de sus obras más importantes: el Pazo da Mercé, de A Pobra. Un abandono que acaba de pasar una primera y costosa factura: el desprendimiento del palomar, “uno de los pocos de planta cuadrada que quedan en Galicia y con casi dos siglos de antigüedad”, como señala Anxo Tato, el vecino que dio la voz de alarma y que documentó el rápido deterioro de la construcción.
El pazo data del siglo XVI, está en una parcela de 60.000 m2 al pie de la AC-305 y fue construido en base a una ermita. Valle-Inclán vivió en él entre 1917 y 1921, escribió allí Los cuernos de don Friolera, Cara de plata y Divinas Palabras, e incluso construyó una parte de la edificación. La propiedad incluye el palomar, una capilla e instalaciones anexas de uso agrícola. En 1983 el pazo sufrió un incendio.
Desde 1964 pertenece a Juan y Antonio Boullón Juanatey, que en 2002 presentaron un anteproyecto de restauración (no descartaban destinarlo a turismo rural) y en 2005 firmaron un convenio con el Concello para dedicar una sala a uso público, vinculada a estudios y exposiciones relacionadas con Valle-Inclán.
En 2003, la Comisión Territorial de Patrimonio Histórico emitió informe favorable al anteproyecto, condicionando su aprobación definitiva a la presentación del proyecto básico, en el que debería preverse que la cubierta del pazo se resolviese a cuatro aguas sin sobrepasar la capilla. Sin embargo, la Xunta denegó la obra en 2007 aludiendo a que el “presunto valor histórico-artístico” del pazo “no está refrendado ni por una declaración de BIC ni por su inclusión en el Catálogo del Patrimonio Cultural de Galicia, sino que sólo figura en un inventario de bienes del que forman parte 17.000”.
Los dueños del pazo no movieron una piedra en aras de su conservación... y del cumplimiento de la ley.
Para empezar, la Lei de Patrimonio Cultural de Galicia establece en su artículo 88 que se considera patrimonio protegido “os edificios e construcións propios da arquitectura civil que servisen para uso público comunitario, como casas consistoriais, pazos, teatros, hoteis, hospitais, sanatorios, alfándegas, mercados, fundacións en Galicia de agrupacións de emigrantes ou centros de ensino, construídos con anterioridade a 1926”. Pero, además, el citado pazo está registrado desde 2007 en la ficha 18 del Catálogo de Edificacións e Bens a Protexer del PXOM de A Pobra, y ya entonces se advertía: “su estado de conservación es malo”.
El alcalde, Lois Piñeiro, dijo ayer que “son os propietarios quenes teñen a obriga de restauralo e conservalo”. Cierto. La Lei do Solo establece que los propietarios de bienes inmuebles deben mantenerlos en condiciones de seguridad, salubridad y ornato público, estén o no protegidos. Pero también hace constar que los concellos deben vigilar que así se haga, pudiendo, en caso contrario, adoptar medidas subsidiariamente.
El regidor reconoce que “por desgraza, non é o único ben patrimonial nesa situación”, citando como ejemplos la Casa da Cadea, el antiguo hospitalillo, las antiguas naves de salazón de O Areal, “o propio Pazo da Mercé” o el palomar de la Rectoral de Xobre. Piñeiro dice que se reunió con los dueños del Pazo da Mercé y que “falamos do proxecto de rehabilitación que teñen e comentáronme a posibilidade de que o Concello participase dalgún xeito”.