Uy, uy, uy, Alberto

¿QUÉ A QUÉ VIENE LA EXPRESIÓN? Ya me dirás: que, en plena efervescencia propagandística, asomado por primera vez a vuestro balcón de glorias, todos vestiditos de blanco, tú emocionado, pero Ayuso vestida de rojo, llamando poderosamente la atención, que tu propio público, después de unos cuantos chapotes, se lance a corear “¡Ayuso, Ayuso, Ayuso!”, es como para morirse de la diarrea.

Habiendo salido de las elecciones con una amarga insuficiencia, que ya es bastante para que se te alargue el gesto, que te hagan eso los tuyos, no los de los otros, no, los tuyos, es demasiado. Entiendo tu aflicción. Aunque ni la comparta ni me duela, la entiendo. Nunca me resultó fácil pavonearme con las desgracias del otro bando. No es elegante.

Entiendo que vuelves a andar metido en un follón de mil pares. El de irte de Galicia a Madrid, como gerifalte del PP, va a quedar en poco comparado con este otro: rendir a los tuyos al acatamiento de tu trascendencia personal, después de no haber logrado lo anunciado, intentando superar lo que a voces bajitas dicen algunos de tus conmilitones sobre tus reiterados errores en la campaña electoral, que yo ya digo errores, eh, no mentiras, y por si todo eso fuese poco, en pleno acto de exaltación, ese “¡Ayuso, Ayuso, Ayuso!”, ya me dirás si no es para desearte todos los consuelos.

Yo de ti, me lo tomaría con calma, sí, pero de espíritu, eh, no con demoras. Es absolutamente necesario que tomes, ya, una decisión acerca de lo que creas que puede dar de sí tu tarjeta de visita para el futuro inmediato. Y, oye, no vengas con lo de “sean ustedes buenos y no me bloqueen” porque, entre otras cosas, ellos pueden decirte a ti lo mismo. Esto de España, Alberto, es una democracia parlamentaria, sin previsión de excepciones, así que es mejor que no juegues a los trucos. Siempre acaban viéndose.

Relee el artículo 99 de la Constitución. Ya está. Hacer lo que tu pides exige, antes que nada, reformar la Carta Magna. Nada menos, eh. ¡Menuda! Aunque tal como te veo hasta puede que seas capaz de pedir que se aplique el 92.1, ya sabes, el que prevé que se someta a referéndum una decisión política “de especial trascendencia”, como sería, por lo menos para ti, la presentación ante el Congreso de los Diputados de tu candidatura a la Presidencia del Gobierno. Estarás conmigo en que esto, de tan disparatado, pide atención médica.

No tienes por delante un futuro esperanzado. Es mejor que lo aceptes. Tu ya no eres el de la solución.