{ tribuna libre }

Reinar, siendo Pastor

José Fernández Lago

José Fernández Lago

EN LA CONCEPCIÓN de las cosas que tenemos los seres humanos, la figura de pastor tiene una categoría bastante baja como para poder pensar que alcance la realeza. Sin embargo, cuando el profeta Samuel se dirigió a casa de Jesé para buscarle sucesor al rey Saúl, fue diciendo respecto de los hijos de Jesé, a uno tras otro, que el Señor no había elegido para rey a ninguno de ellos. Le mandó que hiciera llamar al más pequeño, el que faltaba, y que estaba con el ganado, haciendo de pastor. Al verlo, le dijo al padre de todos ellos: Este es el que ha elegido el Señor.

La 1ª lectura de la Misa de esta tarde y de mañana, del profeta Ezequiel, presenta a Dios como pastor. Él mismo buscará a sus ovejas, seguirá su rastro y las apacentará, haciéndolas sestear. Buscará a las perdidas, recogerá a las descarriadas y vendará a las heridas, curando de ese modo a las enfermas. En la línea de esa lectura va el Salmo Interleccional, que presenta a Dios como el Pastor del salmista, de suerte que entonces a este no le puede faltar nada. Sin embargo, al final de los tiempos, como deja entrever la 1ª lectura, el Señor hará juicio entre unas ovejas y otras, entre unas personas y otras.

El Evangelio según San Mateo presenta el juicio que Jesús hará al final de los tiempos, entre todas las personas del mundo, según hayan sido ovejas fieles o no, según hayan ayudado o no a Cristo en los más necesitados. De ese modo, el Supremo Pastor dará a hombres y mujeres el premio o el castigo que merecen.

San Pablo, al escribir a los Corintios, se refiere a Cristo como primicia de los muertos y también de los que resucitan. Del mismo modo que por Adán nos ha venido la muerte, por Cristo nos llegará la vida. Aniquilada la muerte, el Señor dará a los suyos la vida. Cristo reinará entonces hasta que, como dice el Salmo, ponga a sus enemigos como escabel de sus pies. Cuando esto suceda, el Hijo se someterá al Padre, de modo que en adelante Dios lo sea todo en todos.