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La noche y el silencio

Carlos Pajares Vales

Carlos Pajares Vales

La noche y el silencio nos interrogan y nos hacen profundizar en nosotros y en la vida. Quizás huimos de ello porque nos da miedo. Por esta razón, la sociedad tiende a apartar lo que suene a noche, oscuridad, inhóspito y acoger y apreciar lo que brilla, luce y aparenta. También esconde el silencio, llenando todo de ruido, incluyendo nuestra cabeza y nuestro tiempo. Se habla mucho, interrumpiéndose, sin posibilidad de escucha. Incluso al leer se tiende a hacerlo rápido sin entender lo que se lee. Cuando se pregunta lo que se ha leído muchos no son capaces de contestar. Incluso en las vacaciones se llenan de planes de tal manera que no hay tiempo para parar, relajarse, y descansar en silencio. No se sabe estar en silencio y sin hacer nada.

Sin embargo, no hay día sin noche. Un mundo sin arrugas es un mundo inhóspito, en el que no podemos tener errores y equivocarnos. Es un mundo en que todos tenemos que ser jóvenes porque es lo bonito. Es un mundo que quita una parte importante de la realidad. La oscuridad es fundamental en nuestras vidas. Decir que nuestras vidas solo son luz, éxito y risas es mentira. Es una farsa que provoca dolor y sufrimiento. No permite ver las sombras ni permite acudir donde existen.

 Como de la noche, también huimos del silencio llenándolo de ruido porque le tenemos miedo. El monje cisterciense de Sobrado, Carlos María Antunes, dice que el silencio es una de las experiencias más revolucionarias.

No hay creatividad sin silencio. No hay escucha del otro sin silencio. Es lo que puede aportar más novedad a la vida. Mediante el silencio nos abrimos a la posibilidad de que nos sea comunicado algo. Es decir, caer en la cuenta de algo, que no pasaba por nuestra cabeza ni por nuestra voluntad. Da la posibilidad de que se nos revele algo. También nos permite ver la realidad tal como es y también a las personas como son y no como aparentan. 

Hay dos noches en el año que para los cristianos son muy importantes y que han trasmitido su importancia al resto de la humanidad, especialmente a la europea, de tal manera que permanecen en su cultura como las dos noches más significativas del año. Las dos llevan consigo silencio y misterio, aunque se llenen de celebraciones ruidosas. Son dos noches que llevan dentro esperanza y paz. Nos referimos a la noche de Pascua y a la de Navidad. 

 En la de Pascua, celebramos que no hay noche que no pueda ser atravesada por la luz, aunque la niebla, no nos permita verla con claridad. En la noche pascual se canta: “Será la noche clara como el día, la noche iluminada por mi gozo…¡ Qué noche tan dichosa en que se une el cielo y la tierra, lo humano y lo divino!”. 

 En la noche de Navidad los pastores desde su silencio cantan “Gloria a Dios en las alturas y paz a los hombres de buena voluntad”. Es el mensaje y el deseo de paz de la humanidad para toda la humanidad. Feliz Navidad.