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Francia, pionera en derechos y libertades

Beatriz Beiras

Beatriz Beiras

Grabado en mármol, “gravé dans le marbre”, en francés es casi de rigor utilizar esta locución para significar que nadie lo podrá deteriorar ni modificar. Así, grabada en mármol, ha quedado desde el 4 de marzo de 2024 la libertad de la mujer a recurrir a la interrupción voluntaria del embarazo, o sea el derecho al aborto.

Reunido en Congreso en Versalles, el Parlamento francés, ha inscrito en la Constitución de la República una libertad que garantiza a las mujeres el derecho a disponer de su cuerpo. Punto final. 

Ese día se cumplía medio siglo, 50 largos años de andadura legislativa, desde los históricos discursos pronunciados por Simone Veil ante la Asamblea Nacional y el Senado para defender su proyecto de ley de despenalización del aborto en Francia. 

Simon Veil era entonces ministra de Sanidad, y sobre ella recayó el encargo del recién nombrado presidente de la República, Valéry Giscard d’Estaing, de reformar la legislación sobre el aborto, y eso contra su propio campo político del centro-derecha.

Con su atuendo de burguesa elegante hecho de blusas de seda, collar y pendientes de perlas y moño impecable, la ministra, subida a la tribuna ante una asamblea casi exclusivamente masculina, defendió con rigor y templanza su texto legal. Ante la Asamblea Nacional encrespada, declara que basta escuchar a las mujeres para saber que el aborto es “siempre un drama”, y reprocha a los legisladores la soledad, angustia y abandono a los que la ley de 1920, que criminaliza el aborto, condena a las mujeres. 

Tres días de debates encendidos, y sin embargo en la noche del 29 de noviembre de 1974, Simone Veil consigue que sea aprobado su texto por 284 votos a favor contra 189. Pero queda el Senado. 

Ante los senadores denuncia la “iniquidad e ineficacia” de la ley de 1920, la desigualdad socio-económica que genera ante un embarazo no deseado. En los escaños, solo se ven hombres, en la tribuna de invitados, abarrotada, solo mujeres, de pie. 

Y Madame Veil vuelve a convencer. Tras un debate que ella misma calificó de “sereno y digno” queda aprobada la ley por una mayoría de dos tercios. 

La conocida, a su pesar, como Ley Veil del 17 de enero de 1975 se adopta por 5 años, establece un plazo de 10 semanas para practicar la IVE que tiene que solicitar un médico, reconoce que médicos y clínicas pueden negarse, y la seguridad social no cubre los gastos.

Después de su adopción definitiva en 1979, los legisladores franceses han ido actualizando la ley del aborto con medidas que facilitan el acceso y refuerzan sus garantías sanitarias y sociales. Actualmente sólo la mujer puede solicitarlo, el plazo es de 14 semanas, el 100% corre a cargo de la Seguridad Social, las menores no necesitan autorización parenteral aunque deben ir acompañadas de una persona mayor de edad que escojan, no es necesaria la nacionalidad francesa, y las matronas pueden practicarlo bajo ciertas condiciones. 

Cuando el 24 de junio de 2022 el Tribunal Supremo de EEUU derogó la protección al derecho al aborto vigente desde 1973, Emmanuel Macron dio un paso al frente para impedirlo en su país.

Ahora Francia vuelve a ser pionera en el reconocimiento de libertades fundamentales de la persona con el blindaje constitucional del derecho al aborto, y vuelve a trazar el camino de la modernización que, de seguro, acabarán siguiendo otras democracias.