Opinión | Notas de actualidad

Kuka Bastardés

La Casa de Galicia de Madrid sigue ejerciendo, alto y fuerte, su función promotora de lo galaico en la capital de España. Y, en este momento, lo hace mostrando una exposición de la pintora madrileña Kuka Bastardés que mira, desde su actividad como artista, nuestra tierra apreciando, sobre todo, el mar que la acompaña. 

El mar y Galicia se abrazan. Ella, generosa, vierte esos dos mil ríos de los que habla Otero Pedrayo, a un Atlántico y un Cantábrico oteados por cuarenta y cuatro faros y embellecido en sus ochocientas sesenta y una playas, además de contar con alguno de los más espectaculares acantilados de Europa. Sus mil quinientos kilómetros de costa llevan implícitos el mirar a ese mar en el que vemos ponerse el sol cada día. Galicia y mar son, en cierto modo, una misma cosa. Aquí estuvo el Finisterre medieval y aquí está, enfrente, una América que llamó a tantos de los nuestros, haciendo del océano camino.

Ver el mar, desde la actividad artística, es una cuestión que ocupa y preocupa a lo largo de los tiempos, con grandiosos ejemplos que nos llevan desde los artistas del Renacimiento de Italia hasta los Impresionistas franceses, entre otros autores representativos de esta temática a la que Galicia no es ajena.

Autores gallegos del ayer, como Avendaño, Sotomayor, Prieto Nespereira o Lloréns lo hicieron suyo, como más tarde, entre otros, Urbano Lugrís o Felipe Criado. Entre los vivos, atendiendo a que comparten, en cierto modo, paisajes con Kuka Bastardes, ahí están Rafael Úbeda y José María Barreiro que miran a la misma ría, cada uno desde un lado y a su manera.

Por otra parte, también, lo jacobeo tiene su temática vinculada a lo marino. La Elección de Santiago y la Traslación hacen del mar un escenario que un autor como Francisco Leiro localiza en la Ría de Arousa y que, en el ayer, aporta magistrales representaciones como as que pueden verse en el púlpito del Evangelio de la catedral compostelana, con una doble de la “Traslatio”, auténticamente singular. 

Pero vayamos a valorar, ahora, la obra de Kuka Bastardés, conocedora de tantas y tantas pinturas que hablan de mar y autora amante de esa misma temática. Ella mira al mar, básicamente, en la Ría de Pontevedra, con tantos rincones maravillosos; es el caso de la playa de Silgar. Hay, en su mirada y en su pintura, mucho de autobiográfico. Y es así porque la suya es algo intensamente vivido, elegante, afable, que aúna modernidad y tradición; es decir, dice mucho sobre su personalidad: serena, fresca, natural…