Opinión | Notas de actualidad

En Semana Santa

La lluvia puede impedir que salgan, en estos días, las procesiones. Ojalá que, al menos, algunas de ellas tengan la posibilidad de dejar las iglesias y de que las cofradías puedan salir con sus pasos, al compás de la música y con el acompañamiento de los fieles, ante la mirada de todo un pueblo. Y es que la Semana Santa, con sus celebraciones, marca un tiempo, un modo de sentir y de vivir para quienes quieren conmemorar la pasión y la resurrección de Jesús

Así cada rincón de Galicia mirará al cielo para ver lo que se puede hacer al respecto. Hoy, miércoles, cabe la posibilidad de que se celebre, por ejemplo, a partir de las ocho de la tarde, la procesión del Encuentro en Sanxenxo. En ella las dos cofradías de la parroquia de San Ginés de Padriñán, cada una con un recorrido propio, llevan sus pasos hasta las inmediaciones de la playa de Silgar. Con el sonido de las olas, –como telón de fondo, que da voz a tan hermoso paraje, en donde el mar es ría–, los pasos de la Dolorosa –portado por mujeres de la cofradía de Nuestra Señora de los Dolores y de la Soledad– y del Nazareno –acompañado por los hombres de la del Nazareno y Santo Sepulcro– se encuentran y dan lugar, si el tiempo acompaña, a una hermosa ceremonia en la que las imágenes se saludan y las cofradías rezan y cantan conjuntamente aquello que han aprendido de sus antecesores, llevándonos a un tiempo que, como muy poco, nos porta a los años medios del siglo XIX. En tanto, en el cielo, en una jornada como la de hoy, una hermosa luna llena hace de este rincón gallego un sitio único en el que celebrar un momento como éste.

Serán, también, si es posible, cien años los que pasearán por Sanxenxo en forma de Yacente. El paso que lo muestra porta una escultura que salió, por primera vez, en procesión el año 1924. Quien, por entonces, dejaba la alcaldía, después de diferentes mandatos, don Ramón Orge Pérez, fue el generoso donante de una obra que encargó nada menos que al escultor santiagués Maximino Magariños. En esta imagen, llena de dolor, y que testimonia un profundo estudio anatómico, nos encontramos con una de las mejores obras de un artista que ha llegado a ser definido como “el más místico de los escultores contemporáneos compostelanos”. Los pies de Cristo sobresalen, ligeramente, de la superficie en que su cuerpo reposa su muerte, como buscando a quien le sigue, en tanto que su faz es un veraz testimonio del dolor pasado, lo que no le resta serenidad, y majestad, a tan noble rostro,

Sea en donde sea, Galicia ofrece mil y una muestras que nos convocan a vivir la Semana Santa. En ellas se suman tradición y actualidad, esa que suponen nuestras cofradías, guardianas de un modo de sentir y representar un tiempo del calendario litúrgico, muchas de ellas con larga historia y otras, no tanto, pero, en todo caso, imprescindibles a la hora de organizar lo que estos días significan.