Chapucera ley ‘antiokupas’

a un vecino de Santiago, Jesús Iglesias, se le colaron unos okupas en su casa, radicada en la rúa do Medio, poco después de ingresar en un centro de mayores, le quemaron por completo su propiedad... y seis meses de ocurrir todo aquello sigue sumido en el más absoluto desamparo por parte de las administraciones públicas y del seguro. Es otra víctima más de una legislación absurda e indignante que trata con mucho más tacto a los delincuentes especializados en invadir propiedades ajenas que a los legítimos dueños de esos inmuebles, todo ello debido a que la ley da por hecho que un okupa es un pobre necesitado de protección -casos hay, pero el perfil actual concuerda mucho más con el de personas que extorsionan a sus víctimas con el objetivo de obtener dinero a cambio de la desokupación- mientras que los propietarios son capitalistas que pueden apañarse perfectamente sin dicho techo. Lo más indignante es, sin embargo, la responsabilidad que el legislador ha trasladado a los dueños de viviendas tomadas a la fuerza, que al parecer tienen una especie de deber moral, ético y ciudadano de dar cobijo a quienes toman al asalto propiedades que no son suyas, cuando se trata de una función única y exclusiva del Gobierno y de las demás administraciones públicas cuando se trata de personas realmente vulnerables. Para eso pagamos impuestos. ¿Es necesario y urgente remodelar la legislación antiokupas? Por supuesto que sí, pero a nuestros gobernantes les importa un comino la lacra creciente de las okupaciones. A ellos solo les interesa modificar las leyes que pueden hacer pupa a sus amiguitos y amigotes.