Conductores cafres por el Ensanche

en el correo llevamos ya varios meses advirtiendo de la presencia, entre las diez de la noche y hasta bien entrada la madrugada, de conductores jóvenes que circulan a toda velocidad por varias calles del Ensanche. Su perfil es casi siempre el mismo. Conducen coches a menudo tuneados y van con las ventanillas abiertas para que todo el vecindario pueda escuchar las tremebundas músicas pachangueras que ponen a todo volumen. En cuanto a su modo de actuar, parece que les divierte mucho dar vueltas y más vueltas por los alrededores de la Plaza Roxa metiendo fuertes acelerones y frenazos. Estas denuncias vecinales parecen haber llegado hasta el cuartelillo de la Policía Local, que hace unos días montó un dispositivo nocturno en la rúa de Frei Rosendo Salvado, una de las más afectadas, junto a Ramón Cabanillas, por estas prácticas, con el objetivo de ver cuántos automovilistas circulan bebidos o drogados por esta zona. En el parte nada se dice sobre la moda de hacer carreras urbanas, pero los resultados de los test practicados son lo suficientemente elocuentes como para activar todas las alertas. Así, en el citado control fueron cazados catorce conductores que llevaban una buena tajada encima, y eso que la noche no había hecho más que empezar. Si al alcohol le sumamos la velocidad y el escaso respeto que tienen por los pasos de cebra y la integridad ajena, lo extraño es que no se registren muchas más desgracias relacionadas con el atropello de peatones. Lo dicho: el Ensanche se ha convertido, de noche, en un nido de conductores cafres. Y hay que meterlos en vereda.