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Otra vez, el milagro Inditex

    EL MODELO DE NEGOCIO de Inditex seguirá estudiándose en las escuelas de negocio y facultades de todo el mundo por mucho tiempo. Aquel ‘milagro’ que comenzó en 1975 con la apertura de la primera tienda de Zara, por obra y gracia de Amancio Ortega, sigue hoy emanando luz, más fuerte si cabe, capaz de salvar las adversidades de un mercado que en los últimos tiempos ha sido azotado por la pandemia, con el poder de recuperarse y –he ahí el gran mérito– la grandeza de seguir avanzando hasta conseguir mejorar los resultados de los tiempos precovid. Los números cantan, y resuenan en este caso con muchos decibelios. En la primera mitad de su ejercicio fiscal actual, entre los meses de febrero y julio, el grupo textil con sede en Arteixo obtuvo 11.936 millones de ingresos y ganó la friolera de 1.272 millones. Las ventas no solo están ya muy por encima de las registradas en 2020 –eso entraría dentro de lo normal– sino que superan también las del mismo periodo en 2019, cuando nada sabíamos del covid. Las ventas, el resultado bruto de explotación y el beneficio neto de Inditex alcanzan un máximo histórico en el milagro económico que ahora perpetúa Pablo Isla. ¿Cuál es la clave del éxito? Inditex es, en el mundo empresarial, una insignia camaleónica, capaz de adaptarse a su hábitat, a las circunstancias que lo rodean, y de dar al cliente lo que quiere y cuando lo quiere, que en los tiempos que corren es siempre lo antes posible. Con más de 6.650 tiendas repartidas por el mundo, el emporio textil tiene ojos por todo el planeta para ver tendencias, y capacidad para fabricar y distribuir casi de manera inmediata lo que el cliente pide y por el canal que desee. En esa capacidad de adaptación se explica el salto que el grupo empresarial ha dado en el comercio online: las ventas gestionadas a través de la red crecieron un 137 % respecto a 2019. Inditex, además, ha sabido pulir con precisión su imagen empresarial, y hoy es una firma que, además de generar millones y millones de beneficios, destaca también por su compromiso con el medioambiente y por su responsabilidad social, que no es poca: en los últimos meses ha activado planes de ayuda por el terremoto de Haití, ante la ola de incendios en Turquía y Grecia, por las lluvias torrenciales en China o parar echar una mano a los desplazados de Afganistán. En Galicia, los ejemplos de inversión social son bien conocidos. Nada de ello sería posible sin las cabezas pensantes que dirigen el conglomerado textil, con Pablo Isla en la cúspide. Ni tampoco, claro, con los miles de trabajadores que sacan el negocio adelante en el día a día y con tanto éxito. Y habrá quien siga criticando... cousas veredes.

    16 sep 2021 / 00:30
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