Parar el drama de Alcoa y A Mariña

LA SOLUCIÓN para que en España, y más concretamente, en el municipio lucense de Cervo, se siga produciendo aluminio primario –el resto de fábricas recicla el ya existente, no genera tochos, barras y lingotes nuevos– está sobre la mesa. Han cambiado la tornas, y si antes en el horizonte la multinacional estadounidense dueña de la planta aseguraba que nadie querría coger las riendas de la misma en el entorno actual de crisis y con los precios energéticos por las nubes, ahora hay un firme aspirante. Había más, incluido el grupo Alibérico del compostelano Clemente González Soler, pero la falta de política industrial adecuada, el prometido y no aprobado estatuto de los consumidores electrointensivos y el fin de apoyos como las subastas de interrumpibilidad les echaron para atrás. Estabilidad, certidumbre, es lo que más se necesita en estos tiempos tan oscuros, pandémicos. El lunes llegan a Compostela los representantes de GFG Alliance, Gupta Family Group en el que se integran dos ramas del aluminio, una radicada en el Reino Unido, Liberty House, otra con sede en París para el continente europeo, Alvance Aluminium Group. Se reúnen con Xunta, sindicatos y comité de empresa. ¿Serán el ansiado caballero blanco que precisa A Mariña? Mientras se confirma, lo que toca es desactivar el ERE. Mil familias que viven de esta planta no merecen seguir amenazados por esta espada de Damocles.