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2023, el año de Feijóo

    LOS imprevistos siempre chafan las predicciones. Las más importantes instituciones públicas y entidades de análisis privadas del mundo, sobre todo en el ámbito económico, nos muestran la poca infalibilidad de sus pronósticos, obligadas a revisarlos continuamente. En los últimos tres años apareció una pandemia cuyos efectos todavía persisten y la invasión rusa de Ucrania.

    Las incógnitas sobre la repercusión, en todos los órdenes, de la situación sanitaria en China y el desarrollo de los acontecimientos en el Este de Europa, imposibilitan hacer cábalas sobre el año que acabamos de comenzar. Pero estos son problemas que afectan a todo el mundo, aunque de manera especial a la Unión Europea. España afronta, además, otros desafíos internos en este inquietante 2023.

    La política española terminó 2022 a trompicones, con una serie de decisiones gubernamentales apresuradas, algunas de ellas incomprensibles para los mismos votantes de los partidos que sustentan al Ejecutivo. Que el primer efecto de una ley que pretende proteger a las mujeres sea favorecer a muchos de sus agresores y que la malversación, una de las variantes de la corrupción, goce de mayores facilidades para ejercerla no se compadecen con los valores de la izquierda, al menos de la izquierda tradicional.

    La urgencia con que se aprobaron las normas más polémicas, con tramitaciones exprés y sin escuchar a los órganos consultivos, revelan la prioridad de Sánchez en tratar de despejar el camino de las urnas, cuya meta son las elecciones generales a final de año. ¿Lo conseguirá? Todo indica que no.

    Las buenas cifras que ofrece el mercado laboral, aun teniendo en cuenta la precariedad de los fijos discontinuos, no son suficientes para amortiguar el descontento de grandes capas de la población. La pérdida de poder adquisitivo en los años del Gobierno de coalición es una realidad, que seguirá presente durante 2023. El temor por el futuro de la España democrática salida del 78 está ahí. Los antecedentes niegan credibilidad a Sánchez cuando asegura que no aceptará un referéndum de independencia en Cataluña.

    Los resultados electorales del PSOE de la última etapa son los peores de su historia. Gobierna porque los del PP aun fueron más desastrosos. La llegada de Feijóo cambió la tendencia. La media de las encuestas le otorgan hoy una ventaja considerable sobre Sánchez, si bien todavía lejana de la cota suficiente para alcanzar el objetivo de gobernar en solitario.

    Los meses que el expresidente de la Xunta lleva ejerciendo como jefe de la oposición, situación en la que no se encontraba desde 2009, pueden considerarse periodo de rodaje. Las posiciones y propuestas del último mes conectan mejor con las ansias de la ciudadanía. Una de ellas, por citar un ejemplo, la rebaja del IVA a productos tan básicos en la cesta de la compra como la carne y el pescado. No resulta fácil entender la cerrazón del Gobierno en esta cuestión.

    Asegurados los votos del independentismo en la presunta próxima investidura, Sánchez necesita que Díaz obtenga un buen resultado, pero sin que reste a su partido. Las dudas o impotencia de la ferrolana para anunciar su candidatura tampoco ayuda. La incertidumbre, no solo en economía, provoca situaciones desagradables. Desentenderse de las elecciones locales y autonómicas de mayo podría considerarse cobardía o egoísmo.

    Las profecías no sirven en política, pero tal como terminó 2022 es más probable que 2023 sea el año de Feijóo y no el de Sánchez-Díaz.

    05 ene 2023 / 01:00
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