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Africanos pobres, pobres africanos

    CADA día, seguimos viendo embarcaciones atestadas de gentes en busca de una vida mejor. Quizá entre ellos, y seguro que el cien por cien entre quienes les gestionan tan precario transporte, se encuentran organizaciones informales reñidas con la ley. Pero si antes del COVID-19 huían de la pobreza y de la violencia, ahora lo hacen –además–, presionados por una enfermedad que ha hundido el trabajo que allí había, por cierto, en torno al 80 por ciento sumergido, dependiendo de las regiones.

    Familias enteras que no han conseguido ahorrar prácticamente nada en toda su vida, sin acceso a protección social, no pueden comer, realmente no consiguen vivir en un sentido humano del término. Y, por encima, también mueren bajo las balas de la policía, por vulnerar el confinamiento.

    En proporción, es verdad, parecen ser países menos atacados por el virus, pero unido a su penosísima situación social, la pandemia acaba por significar “un impacto monumental”, en palabras de Kristalina Georgieva, directora del FMI. De forma paradójica, es posible que el haber permanecido retenidos en sus domicilios ha podido sacrificar más vidas de las que pretendía evitar. Africanos pobres, pobres africanos.

    Mirando el escenario con objetividad y sin sentimentalismos, y dada la pirámide de edad, la crisis que vive África puede catalogarse de más económica y social que sanitaria. Pero, sin embargo, la situación del acceso a las vacunas está siendo insostenible. Problemas de penuria, de financiación y de falta de personal cualificado, a los que se suma una logística muy complicada. La cadena de frío, por poner un ejemplo, es un cuello de botella casi insuperable, por no hablar de la desinformación. Para quienes conocen el continente, que no estuviese ocurriendo esto sería un milagro.

    Al tiempo, la lucha contra otras enfermedades como el sida o el paludismo está en una vía muerta. Y la violencia contra las mujeres no deja de crecer. En suma, mucho dolor y poca esperanza, y como tantas veces en este continente, la tristeza envuelve el día a día, acumulando munición para estallidos de cólera.

    Sin embargo, África está llena de posibilidades, a las puertas de Europa, si se contempla con visión cooperativa. Ahora toca una época oscura, pero como dice un refrán africano, “incluso de noche, la leche es blanca”.

    28 abr 2021 / 01:00
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