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Almudena

    POR el momento Almudena Grandes ni dará nombre a una calle, ni a una biblioteca pública, ni será hija predilecta de Madrid. Así lo ha decidido la extrema derecha y la derecha en el uso de sus facultades como gobiernos de la capital y de la comunidad. Nada nuevo porque asistimos a una vieja práctica con la que se ha cercenado una gran parte de los valores culturales de este territorio llamado España.

    Nuestra cultura oficial, desde los Reyes Católicos hasta antes de ayer, se ha cimentado en los criterios –no en sus valores– del poder de la Iglesia católica y ha excluido todo pensamiento divergente a lo largo de estos siglos. Sé que ya casi nadie recuerda cómo los libros debían llevar el obligatorio “imprímase” de obispos y arzobispos. Ni que las prácticas de la Santa Inquisición y el “índice de libros prohibidos” duermen el sueño de los injustos. O que el franquismo utilizó la censura para conducir su “imperio hacia Dios”. Esta tradición ha creado escuela y ahora, frente a actuaciones políticas partidarias como las de Madrid, los demócratas sentimos y lamentamos la pervivencia de ese espíritu excluyente que condenó a la hoguera y al silencio a miles de libros y a cientos de personajes preclaros.

    Al morir, Almudena Grandes ha entrado en la lista oficial de las creadoras malditas para ese aparato social demonizador y retrogrado, representado por VOX y por un sector del PP. Sin embargo la fuerza de la escritora madrileña posee un camino literario de luz asentado en el presente y abierto al futuro. Sus libros se seguirán leyendo porque el poder censor, por fortuna, hoy tiene las patas muy cortas y es un ridículo polichinela añorando su pasado de infausta gloria.

    En un par de décadas nadie recordará quienes fueron Almeida, Ayuso o Monasterio, nombres que a lo mejor acaban teniendo calles en Madrid, pero en las bibliotecas, escuelas y Universidades la palabra de Almudena seguirá sonando en sus aulas como ejemplo de pensamiento libre. De esa libertad real, infinitamente superior a la de abrir tabernas y restaurantes durante una pandemia.

    05 dic 2021 / 01:00
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