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RESEÑA MUSICAL

Álvaro Pestaña: Solista del “Concierto para fagot, en Fa M. Op. 75” de K.Mª von Weber con la “Joven de la OSG”

    Concierto en el Palacio de la Ópera de A Coruña-20´00 h.-, con la “Joven de la “OSG” dirigida por Pietro Rizzo, en el que Álvaro Pestaña será solista del “Concierto para fagot, en Fa M. Op. 75” de K.Mª von Weber, al que se añade el “Concierto para orquesta”, de Béla Bartók, obra por excelencia dentro de los repertorios para ese instrumento y una oportunidad para disfrutar de las virtudes de este intérprete. Pietro Rizzo, responsable de la dirección de la formación desde 2003, además de ser invitado de la Vlaandere Operastucher Gent y ejercer la docencia en la “Gottenburg University Sweedisch National O.”, cuenta con larga proyección profesional y en especial en su aproximación a la lírica, comenzada en 2000/3, con la Finnish N.O., para seguir en el Aalto Theater Essen, en la Goteborg Opera- en producciones como “Falstatt”, “La Traviata”, “Faust” o “Evgeni Onegin”-, y colaborar con el Rossini Opera Fest; la Savonlinna O. F.; la Wolksoper Wien; el Turku Music Fest, y sus aportaciones en nuestro país como el Teatro Calderón (Valladolid) o el Principal (Palma de Mallorca).

    Karl Mª vin Weber, compuso su concierto para fagot en Fa M., eb 1811, dedicado al músico de la Corte de Munich George Friedrich Brandt, para conocer un revisión posterior en 1822, pensado en una orquesta formada dos flautas, dos oboes, dos trompas, dos fagotes y dos trompetas. La obra tendrá gran aceptación avalada por abundantes giras y manteniendo su vigencia en la actualidad. De aquel período, vendría el compromiso con Maximiliano de Baviera, que le encargaría también dos conciertos para clarinete, asunto que motivaría por demanda de los músicos de la Corte este popular concierto, pensado para el fagotista citado, y que sería puesto en atriles en el Teatro Nacional de Munich, obra que el intérprete repetirá en tres ocasiones más. Posteriormente, William Waterhouse, realizará un trabajo académico en 1986, aportando todas las ediciones, con detallados cambios, a partir de la edición del autor, de lo que sería la edición “Urtext”, de 1990.

    Tres tiempos partiendo del “Allegro ma non troppo”, que se avanza con una entrada orquestal, marcada por detalles del primer tema y detalles del segundo, dentro de un lenguaje armónico sencillo. Entrará el fagot con poderío gracias una imposición de su talante, remarcando una amplia perspectiva de emociones. Aparecerá una segunda idea meditativa que aumenta el dramatismo ambiental, definible por especialistas como un cambio de humor en una actitud que calificarían como “Mercurial”, entre provocaciones “con fuoco”, alternando registros bajos y altos. Oportunidad por excelencia para entregar al solista el protagonismo irrenunciable. Un clasicismo que comienza a claudicar, frente a un romanticismo que comienza a imponer sus razones. El “Adagio”, resulta de una clara inspiración lírica, que remite a la influencia italiana, un movimiento al que se enfrentó antes de trabajar sobre el concierto y que para un estudioso como Waterhouse, observa una cantinela casi operística, equiparable a ciertas arias de soprano, lo que redunda en la magia del movimiento para el fagot, pur ejercicio para el tratamiento del timbre y el color. El “Rondo: Allegro”, con una tema pegadizo y contagioso, ayuda a identificarle en toda su extensión por el permanentes cambios de humor, alternando secciones “dolce” y detalles con “fuoco” y nuevas aportaciones expresivas con pinceladas danzantes. Es el fagotista quien culmina con una serie de escalas y arpegios, en un final contagioso y vivaz.

    El “Concierto para orquesta” de Béla Bartók, fue publicado en 1946 por “Boosey & Hawkes” y es único por su encargo de la Kussevitzky Foundation en memoria de Natalie Kussevitsky, siendo compuesto en Saranc Lake (New York), en el otoño de 1943, para conocer su estreno con la Boston Symphony dirigida por su titular Serge Kussevitzky a finales de 1944. Josef Szigeti violinista húngaro, medió también en el encargo de la obra. Título peculiar en esta obra sinfónica, en la que se acepta la explicación preponderante de algunos instrumentos o grupos de instrumentos, tratados como instrumentos concertantes o como instrumentos solistas. Un tratamiento virtuoso que resalta en las partes “fugato”, en el desarrollo de la “introduduzzione. Andante non troppo-Allegro vivace”. El “Giuco delle coppie” asocia dos a dos los instrumentos de viento (dos fagotes, dos oboes, dos clarinetes, etc...), con dos arpas en “glissandi”, una especie de juego bromista que vale como un “Allegro scherzando”, muy apreciado como estilo por el autor, por su aire de danza entretenida.

    La “Elegía” (Andante non troppo), de forma ternaria, se presenta con una liviana introducción para seguir con un “Poco agitato”, recuperando un motivo escuchado del comienzo, pasando a un importante tema grave luctuoso que domina ampliamente, recreando en su actitud un clima nocturno, en manifiesto contraste. El “Intermezzo interotto”, queda como un “Allegretto” a partir de una idea distendida de inspiración folklórica sobre un motivo pentatónico y un episodio de un humorismo distanciado, que remite a la forma de un “fox-trot”, con reminiscencias de la “Séptima sinfonía” de D. Shostakovich, “La Viuda Alegre”, en manos del clarinete. El “Finale presto”, en “motu perpetuo”, es preparado por la entrada de las trompetas, para lucimiento definitivo de una orquestación a lo grande y hasta posiblemente excesiva aunque a tono con el trazado de la obra, en la que sobresalen las asimilaciones del folklore popular, en un manifiesto de una de las obras más ambiciosas de Bartók.

    08 ene 2023 / 01:00
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