Biden frente a Trump
ESTE 8 de noviembre asistiremos a un nuevo enfrentamiento entre Joe Biden y Donald Trump. Al igual que en 2020, todo parece indicar que la contienda será de armas tomar. Lo cierto es que esta llamada a las urnas de mitad de mandato siempre genera una inusitada atención mediática, pues, de algún modo, constituye una especie de plebiscito de aprobación o sanción en torno a la labor administrativa y de gestión desempeñada por aquél que ocupa el Despacho Oval.
Y aunque dos años de mandato nunca resultan suficientes para desarrollar un proyecto de país, la sociedad estadounidense acostumbra a mostrarse implacable si percibe que lo prometido en la campaña de las presidenciales, no apunta a hacerse realidad al cabo de dos años. De ahí que este proceso electoral resulte decisivo, especialmente dada la azarosa situación en la que se encuentra la gran potencia norteamericana tanto dentro como fuera de sus fronteras.
Como indican las secciones segunda y tercera del artículo 1 de la Constitución americana, toda la Casa de Representantes (435 escaños) y un tercio del Senado (35 cargos) habrán de renovarse. Del resultado de las urnas dependerá el rumbo que a nivel económico, comercial, diplomático y hasta militar asuma Estados Unidos.
Pues, aunque es cierto que el equilibrio de poderes que asegura su Carta Magna aporta cierta tranquilidad, el poder legislativo que emana del Capitolio, y hasta la rama judicial que debería actuar de contrapeso, han terminado incurriendo allí en los mismos vicios, debilidades y partidismos que padecemos en Europa. Asimismo, y al igual que aquí, la fractura política y la división social no han hecho más que agravarse y acrecentarse estos años.
Según los sondeos, la igualdad entre demócratas y republicanos es incuestionable. Y ninguno de sus dos adalides, ni Biden ni Trump, logran proyectar tranquilidad. Los despistes, vacilaciones y despropósitos de Biden desasosiegan a sus votantes, y justifican su bajísima popularidad. El extremismo, proteccionismo e interesado radicalismo de Trump desconcierta a conservadores, centristas y moderados tanto dentro como fuera de EE.UU.
Entremedias, tres docenas de gobernadores, y un amplio número de alcaldes, funcionarios fiscales, y altos cargos locales, se someten también a unas urnas marcadas por los dos líderes en discordia.
Es evidente que los grandes temas que afectan al país, como la inflación (8%), la delincuencia, el apoyo a Ucrania, la inmigración, o el aborto, terminarán por inclinar la balanza. Además, la tasa de participación, las minorías sociales y étnicas, y el voto de jóvenes y mujeres, volverán a ser determinantes y tendrán la última palabra en unos comicios que, pese al asalto al Capitolio de hace un par de años, aparentan sonreírles a los republicanos de Donald Trump.