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Cayetana y Feijóo

    EN cualquier época, la política debería estar regida por la sensatez y la resolución de problemas, pero más, si cabe, en este estado de excepción en el que vivimos debido la pandemia del covid-19. Primero, porque el número de muertos es escalofriante, segundo porque el número de personas que tienen gravísimos problemas laborales es enorme y tercero, porque la crisis económica, que ya tenemos encima, nos afecta a todos españoles muy directamente.

    Por otro lado, por salud democrática, siempre es necesario contar con una oposición como alternativa al poder, pero hoy, los ciudadanos nos encontramos con un Gobierno que se podría definir a la perfección con dos citas celebres; una de Abraham Lincoln, “Se puede engañar a parte del pueblo parte del tiempo, pero no se puede engañar a todo el pueblo todo el tiempo” y otra de Groucho, “La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados”. Con ellas queda definida a la perfección la manera de actuar del Ejecutivo.

    Pero si miramos al principal partido de la oposición, al que se le presupone debería ser alternativa de Gobierno, no se observan atisbos de raciocinio. Y si no, como se entiende su manera de actuar, pero de verdad, cree el PP de Casado, que con una portavoz que cada vez que habla crispa a los de dentro y a los de fuera del partido, provoca rechazo absoluto, la empatía ni la conoce y vive en la prepotencia absoluta, no aporta ni una sola propuesta o iniciativa de interés, no habla de los problemas de los ciudadanos, porque ni los conoce... de verdad consideran que puede ser alternativa de algo. ¿?

    Aterricen señorías, marqueses y compañía, porque lo grave de todo esto no es para ustedes, sino para nosotros, los ciudadanos, ya que la democracia, sin alternativa de poder es una democracia enferma.

    En la actualidad, la política se asemeja más a un reality, en los que se busca la mayor bronca y escándalo para conseguir audiencia que a un grupo de personas a las que pagamos, muchísimo más de lo que se merecen, para tomar decisiones, y llegar a consensos sobre cómo conducir nuestro país.

    Que con casi 30.000 muertos y una crisis económica tremenda se dediquen en el Congreso y en la baldía Comisión de reconstrucción a insultarse, a gritarse y a organizar trifurcas continuas para ver quien alcanza mayor titular en los periódicos, es sencillamente vergonzoso. Que el PP tenga por objetivo, llevar al Constitucional si el libro de sesiones del Congreso recoge o no las palabras de Cayetana, y obvien absolutamente lo que pasa en este país, los coloca fuera de cualquier alternativa a la cita de Groucho.

    Para nada es este un artículo de defensa de Feijóo. Como muchos gallegos lo considero un eficiente gestor y un político juicioso, pero asimismo, veo claramente que los años en el poder lo han alejado del ciudadano y lo han endiosado, olvidándose de escuchar, reconocer que algunas veces se equivoca y planteando soluciones dialogadas a los problemas. El posicionamiento de no tengo fallos aumenta la vanidad, y disminuye la cercanía imprescindible de un buen gobernante de proximidad confiable como es el presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa.

    Si, por casualidad algún político lee mi artículo le dejo esta cita de Isaac Newton para la reflexión, a ver si lo hace pensar: “Los hombres construimos demasiados muros y no suficientes puentes”.

    06 jun 2020 / 00:20
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