Colón, el Ecce Homo
ESTA es una semana de lo que fue España y es la causa de muchos comentarios sobre hechos o reconocimiento de esos hechos. Calibrar el aguante y el vocabulario es el motivo de que estemos recordando un tiempo de hazañas, de pocos medios y muchos sueños de grandeza por parte de españoles que han dejado escrito su nombre en la Historia Universal.
Estamos acostumbrados a que se quede antiguo hasta lo de hace unos meses y con ese hábito mirar al siglo XV es toda una proeza; pero la celebración de la Hispanidad tiene la capacidad de recordar la puerta abierta al descubrimiento del Nuevo Mundo. Una puerta que siguieron Portugal y en menor medida Inglaterra, Francia, Holanda Rusia, Suecia y Dinamarca-Noruega. Sin pensar en que ya los vikingos podían haber hecho el primer arribo europeo en el siglo diez y en que también América ya tenía sus pobladores, Cristóbal Colón es el Ecce homo. En la casa que lleva su nombre en Gran Canarias un retrato lo reproduce con ojos azules, sobresaliente nariz de águila y pelo rubio canoso.
Salía para las américas con aproximadamente 41 años; aunque es sabido que muchos datos sobre el artífice de la Hispanidad se transmiten con dudas de los historiadores. No hay certeza de su aspecto físico porque la mayoría de los retratos fueron pintados tras su fallecimiento el 20 de mayo de 1506 en Valladolid, al parecer por artritis. En esta ciudad castellana se alberga desde 1965 la Casa Museo Colón con documentos de su aventura y pocos que aclaren su fisionomía. En el Museo Naval de Madrid se conserva copia de la que cuelga en la Casa de Colón de Gran Canarias atribuida a Rafael Tejedo y realizada en 1828. Navegan muchos parecidos pero pocas son las seguridades para alguien que estos días está en boca de todos por haber dado a conocer América a Occidente. Cristóbal Colón es hombre de gesta en un tiempo en el que es difícil hacerse una idea de cómo fue uno de los viajes más importantes de la humanidad. Viene a recordar que la Historia de España contribuye a hacer la Historia del Mundo, pero faltan nuevos oyentes.
Un genovés que venía del enemigo Portugal y que convence a los Reyes Católicos para que se involucren en sus sueños y ambiciones de llegar a las Indias, es cuando menos atrevido, seguro y firme en sus creencias. Hoy España sigue siendo el país de herencia; aunque es menos de lo que fue hace veinte años si tenemos en cuenta que el colectivo inmigrante más numeroso es de origen marroquí y rumano.
Atrás queda la afluencia latinoamericana en una España que estaba de moda a finales de los noventa y principios del siglo XXI. De aquella etapa ha quedado una fisonomía por barrios en las ciudades y establecimientos que han llegado ampliar su mercado con alimentos y productos latinoamericanos que han sido incorporados paulatinamente con naturalidad a la añoranza de lo que fuimos en el mundo mundial, casi en la misma medida de los que volvieron a su país.