Conocimiento y desconocimiento
EL proceso de investigación nos hace constatar que en la medida que vamos profundizando más, más ventanas y horizontes se abren insospechados e inimaginables en tiempos anteriores. Al conocer más, nos hacemos más preguntas para contestar los nuevos interrogantes que se presentan, mostrando de alguna manera nuestro desconocimiento de la realidad que tenemos delante.
Personas ajenas al mundo de la investigación podrían pensar que, dado los grandes avances y descubrimientos realizados en los últimos tiempos, queda poco por descubrir e inventar. Lejos de la realidad, cómo se demuestra históricamente. Si uno se traslada a tiempos pasados se constata que ha habido períodos triunfales de la Ciencia en que algunos pensaban que solo quedaban pocas cosas fundamentales a descubrir, lo que era desmentido a los pocos años con descubrimientos cruciales, inimaginables anteriormente.
Investigar es conseguir abrir ventanas para que, a través de ellas y del conocimiento conseguido, veamos todo un nuevo mundo por descubrir. Es decir constatar nuestro desconocimiento actual y vislumbrar lo mucho que queda por conocer a la humanidad. La simplicidad y belleza que van surgiendo con los avances y descubrimientos no se agotan ni pueden hacerlo.
Quizás por esto el gran Newton, muchas veces prepotente y orgulloso plenamente de sus formidables hallazgos también lo fue de la limitación de lo encontrado, y por eso humildemente dijo: “No sé la impresión que produciré ante el mundo, pero para mi mismo me asemejo a un niño que juega en la playa y que de vez en cuando atrapa una piedra más redonda o una concha más hermosa que de ordinario, mientras sigue sin desvelar el gran océano de la verdad que tiene delante de sus ojos”.
Solo sabemos que no sabemos casi nada. Cuánto más amplio es nuestro conocimiento, más profunda parece nuestra ignorancia. Los científicos experimentan en mayor o menor grado la sensación de acercarnos al misterio de la naturaleza y al de nuestra existencia.
La evolución del Universo ha hecho posible que desde los constituyentes más pequeños de la materia, electrones, fotones, neutrinos, quarks y gluones surgen estructuras más grandes, núcleos atómicos, átomos, moléculas... hasta más de cien mil millones de galaxias cada una con un número similar de estrellas, en una de las cuales se encuentra nuestro planeta orbitando en torno a ella.
Y en ella surge la vida con una enorme variedad de especies y en una de ellas surgen más de cien mil millones de neuronas conectadas de tal manera que pueda emerger un “yo” que se asombra y maravilla frente a esa inmensidad y diversidad, así como por la profundidad de sus leyes, que en la medida que se van conociendo revelan su sencillez y belleza que apuntan a una profundidad sin fin.