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De Centroeuropa al Sahara

    LA MUJER con la que vivo acaba de llegar de Georgia y Armenia. En cada casa de Georgia hay dos banderas: la azul y amarilla de Ucrania junto a la georgiana de la gran cruz de San Jorje y cuatro pequeñas cruces rojas más entre sus brazos, bandera proscrita por la URSS que renació orgullosa en 1991. Su guía en Georgia le cuenta que dio a luz durante uno de los ataques rusos. En Armenia, alguien le dice que hizo la carrera a la luz de velas porque al irse los rusos les dejaron un tiempo sin agua ni fuentes de energía. Ya Koestler, en conversaciones privadas con dirigentes de las repúblicas asiáticas de la URSS había constatado un resentimiento colonial mal disimulado hacia la metrópoli imperial.

    Algo distinto a la engañosa imagen de armónica coexistencia entre las naciones de la vieja URSS que parecía deducirse -y tantos dedujeron-, del opúsculo de Stalin sobre la cuestión nacional de 1913. Y eso que desde 1935 el fomento de culturas nacionales había dejado paso a una homogeneizadora imposición de lengua y cultura rusas. Como la doctrina Putin es que donde se hable ruso por minorías o mayorías es Rusia, ello le da derecho a la destrucción masiva con tanques y aviones, como en Ucrania. Las condiciones de la paz pasarán por la anexión de territorios de habla rusa -lo que más interesó siempre a Putin-, y la no entrada de Ucrania en la OTAN de momento (lo que ya debió garantizarse desde el primer instante de la crisis). Algunas cosas no se hicieron bien, pero es improbable que hubiesen detenido la agresión rusa.

    Las personas que estuvimos en el Sahara guardamos un vínculo de afecto con la colonia y nos sentimos particularmente concernidos por cuanto allí ocurrió desde su penosa descolonización y ocupación.

    Dada la dificultad para el referéndum, podría entenderse pragmáticamente que Sánchez quisiese solucionar un problema anquilosado que afecta mucho a España, pero se trata de un oscuro arreglo desde la debilidad y un insólito secretismo que pretendía enmendar una torpeza anterior recibida por Marruecos con esa desdeñosa altivez hacia el antiguo pretendiente de la dama ofendida que está siendo cortejada por otro más opulento, como Trump. Fracaso de la diplomacia Sánchez y falta de respeto a la sociedad y parlamento que se inscriben en una sensación de desgobierno e ineptitud.

    05 abr 2022 / 01:00
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