De Galicia a Madrid

LO que sucedió el pasado martes en Madrid tuvo un claro precedente en Galicia cambiándose los pápeles de Feijóo, Caballlero y Pontón por los de Ayuso, Gabilondo y Mónica García. Venció quien, en cada caso, hizo frente a la pandemia con la eficiencia debida. Perdió quien, desde la alejada posición de un gobierno central, contempló el panorama desde la lejanía. Ganó la batalla de la izquierda quien, desde posiciones verdes, feministas y serenas, supo adelantar al contrincante en esa área del electorado. Se repitió, de este modo, la coyuntura, la estrategia y el resultado.

El martes fue el día de los fracasos de Gabilondo, Iglesias y Bal –por supuesto, con el de sus correspondientes siglas–. El primero no fue él mismo y lo pagó, al tiempo que tuvo que asumir las torpezas del PSOE. El segundo fue, demasiado, él mismo y llegó a dónde sus opciones le permitían: salvar un partido a la baja ,y dejar el escaño ganado para empezar una nueva vida. En cuanto a Bal tenía por delante un imposible; siguió una estrategia extraña – intentar usurparle a Vox su electorado– y los compartimientos de Rivera y Arrimadas, uno después del otro, le pusieron todo en contra; además el hecho de que las encuestas vaticinaban que no llegaría a contar con el cinco por ciento del electorado preciso espantó a sus potenciales votantes...

Perdieron tres hombres y ganaron tres mujeres. Ellas, las tres, consiguieron, para sus partidos, un mayor número de votos. Las tres fueron más auténticas, más sagaces y van a tener el mayor protagonismo. Ahora, en la Asamblea de Madrid, Clara Serra estará al frente de Unidas Podemos y, cada vez más, en el PSOE, el futuro lleva el nombre de Hana Jalloul Muro, la número dos de su lista. Estamos ante un panorama nuevo, de total liderazgo femenino.