Santiago
+15° C
Actualizado
martes, 23 abril 2024
16:11
h

Debatir el currículo

    EN los últimos meses, se han vertido ríos de tinta sobre la Lomloe que han oscurecido el debate sobre el punto más relevante, en mi opinión, de la reforma, y que condiciona al sistema educativo en su conjunto: la reforma del currículum.

    Cabe preguntarse por qué el debate sobre el currículum, donde el consenso entre los partidos mayoritarios es prácticamente total, no ha sido portada en los medios de comunicación ni ha estado presente en el debate público, pero esto es harina de otro costal. Lo importante es que la propuesta curricular está ahí, y es el momento de contribuir y reflexionar sobre su desarrollo.

    A inicios de curso, se celebró un foro convocado por el Ministerio de Educación y Formación, El currículo a debate, un currículo para una sociedad que avanza, donde se mostraron las líneas generales del nuevo currículo con sus dos ejes vertebradores: un enfoque más competencial del aprendizaje y el aprendizaje permanente. El nuevo currículo consta de ocho competencias, y cada competencia tiene tres dimensiones de las que emanan destrezas de pensamiento crítico, resolución de problemas, gestión emocional o toma de decisiones. Nada nuevo, para los y las que llevamos años en educación, pero que es un claro indicio de que el enfoque competencial no llegó a cuajar en los centros educativos, sobre todo con el difícil maridaje entre competencias clave y estándares de aprendizaje que proponía la Lomce.

    Como novedad, un marco de referencia basado en dos propuestas, la de la OCDE, Brújula 2030, y el Marco Europeo de Referencia del 2018 que describen cada una de estas ocho competencias en clave de aprendizaje permanente, y con un mayor énfasis en lo personal, cultural y social. Además, su compromiso con los Objetivos de Desarrollo Sostenible Agenda 2030, promete un currículum más holístico y humanista que siempre es una buena noticia en educación.

    El foro contó con la participación de todos los actores implicados y se centró en cuatro bloques: la necesidad de un cambio curricular, los cambios que incorporar, sus implicaciones para docentes y alumnado, y, por último, un breve análisis de algunas experiencias de nuestro entorno y otros países. Paralelamente se abrió un buzón de participación dirigido a toda la comunidad educativa donde se recogieron aportaciones sobre estas cuatro temáticas.

    Las conclusiones del foro de noviembre y las respuestas a los cuestionarios están en la línea que comparten la mayoría de países desarrollados: reducción del currículum, diferenciación entre aprendizajes básicos y deseables, mayor libertad curricular de los centros educativos, o elevar el nivel de complejidad de los que se está estudiando.

    En el mes de marzo, se presentaron las conclusiones de este primer debate en el acto Nuevo currículo para nuevos desafíos que, bajo mi punto de vista, dejaron traslucir alguna de las debilidades con las que parte la ley, el indispensable el consenso y colaboración de toda la comunidad educativa y aspectos como distribución de horas docentes y para el trabajo en equipo, para el diseño de materiales docentes... lo que necesita de una dotación presupuestaria que la sustente.

    Otro aspecto no menos relevante que todavía falta perfilar es el del lenguaje de las competencias, ya que todavía sigue conduciendo a confusiones semánticas. Si en el mismo debate se esgrimieron múltiples definiciones de competencias según el participante, imaginémonos en un claustro sin tradición pedagógica en competencias o entre el alumnado.

    Y por último, me gustaría señalar una cuestión epistémica desde mi punto de vista trascendental: que bajo la premisa de un currículo formulado en clave técnica se diluya su papel como herramienta educativa al servicio de la ética y el conocimiento. Un matiz que rechazamos en la Lomce y que debería perfilarse en esta nueva ley, por sus implicaciones futuras.

    Con todo, como bien nos decía Francisco Luna en el II Encuentro Transcantábrico del Foro Europeo de Administradores de la Educación (FEAE), “tenemos que ser atrevidos haciendo viable lo necesario y positivos recordando que un pequeño grupo es capaz de cambiar la orientación de un banco de peces”. No en vano ha sido uno de los artífices de la creación del Instituto de Desarrollo Curricular, una excelente iniciativa para revisar periódicamente el currículo básico de la enseñanza obligatoria que “proteja” a la educación de los vaivenes políticos.

    En el mes de abril se ha celebrado un nuevo foro de debate, cuyo análisis ocupará la próxima publicación de esta columna, para discutir sobre aspectos como la formación del profesorado, organización escolar o digitalización.

    18 may 2021 / 01:00
    • Ver comentarios
    Noticia marcada para leer más tarde en Tu Correo Gallego
    Tema marcado como favorito