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Dejen de jugar con la Sanidad

    QUIERO empezar diciendo que mi artículo de hoy no es un artículo ideológico. Ninguno de los que escribo lo es, algo que habrán podido ya comprobar los que me leen desde el principio. No opino o me posicionó en nada en función de quién lo dice, o a qué partido, religión, ideología, pensamiento, escuela, condición social, sociocultural o económica... pertenece quien plantea una idea, un problema o una solución, o mantiene un planteamiento particular ante cualquier cuestión de la vida. Lo hago en función del conocimiento, el análisis, la reflexión y de mi conciencia.

    No quiero decir que todo lo relacionado con la Sanidad Pública sea un desastre, pero tampoco voy a repetir el mantra absurdo de que tenemos la mejor Sanidad del mundo, porque decirlo es directamente una solemne estupidez, que simplemente por concepto no puede ajustarse a la realidad, ya que no solo es materialmente imposible comparar las distintas Sanidades de todos los países del planeta, sino que cada acto sanitario realizado sobre cada ciudadano es personal e intransferible y cada uno, como dice el refrán, “ cuenta la feria según le va”. Así hay personas que por sus experiencias personales o próximas dirán que es la mejor o la peor del mundo.

    Dicho esto y para empezar a reflexionar sobre el tema, quiero comenzar diciendo que es una vergüenza con mayúsculas que tengamos diecisiete sistemas sanitarios en España, nuestro puto y amado país que es enano si lo comparamos con otros, e incluso con ciudades que tienen la mitad de todos los habitantes del nuestro, lo que no justifica a ningún nivel, excepto al de la indignidad y avaricia sin fin política y económica que existan diecisiete reinos de Taifas sanitarios.

    Esto genera, y lo sabemos todos, unas desigualdades entre unas Comunidades y otras en cuanto a algo tan sagrado como es la salud. Y la culpa de esto es nuestra, que nos hemos dejado avasallar por unos políticos que se reparten las competencias y las prebendas como si fueran piezas de un monopoli sin ningún pudor. Por otro lado está el hecho de que hemos dejado decisiones técnicas y científicas en manos nuevamente de gestores políticos y económicos cortoplacistas, ya que las elecciones son cada cuatro años, sean estas municipales, autonómicas o generales, lo que hace que todas las intervenciones en temas de Sanidad y Salud Pública se hagan, no pensando en el mayor bien común para los ciudadanos a medio y largo plazo, sino para poder lucir, inaugurar, o impactar de manera inmediata en algún aspecto de interés transitorio, sin tener en cuenta la rentabilidad a medio y largo plazo en términos de la Salud o el Bienestar de las personas.

    Un ejemplo de libro sobre esto que estoy diciendo sería la diferencia entre crear un plan de educación nutricional para la población, lo que redundaría en menos enfermedades, por lo tanto menos necesidad de consultas médicas, menos hospitalizaciones, menos intervenciones quirúrgicas... versus construir otro hospital y llenarlo de médicos. ¿Qué vende más a corto plazo? Es obvio, ¿verdad? Y sin embargo lo primero generaría un bien mucho mayor, y además ahorraría una cantidad ingente de dinero a las arcas públicas, que podría ser utilizado para dotar de recursos a esas necesidades que la Sanidad tiene para reducir las listas de espera relativas a las intervenciones quirúrgicas importantes, a las pruebas diagnósticas que realizadas a tiempo, salvarían muchas vidas o reducirían la severidad de las secuelas, a esa necesidad imperiosa de consultas psicológicas y psiquiátricas, que también salvarían vidas y aliviarían el sufrimiento de muchas personas.

    Además un plan de salud integral con la nutrición como base para la población, reduciría considerablemente el absentismo laboral, lo que redundaría nuevamente en un ahorro gigantesco para el erario público. Creedme y sino, os invito a que habléis como yo he hecho con Jefes de Servicio de todas las especialidades médicas de muchos hospitales, que me reconocen que están desbordados y que no se llega a cubrir las necesidades que requieren los pacientes, ni en el tiempo ni en la forma adecuados para tratar las enfermedades de forma óptima.

    ¡Esta es la realidad! Y es así en toda España, no solo en Madrid, por muy interesante que resulte atacar a la señora Ayuso. El problema que tenemos los ciudadanos es que como la medicina y la salud no son ciencias exactas, pero si muy complejas, es muy difícil poder demostrar que se nos mueren familiares o que quedan con graves secuelas por la ineficacia de un sistema y/o por la mala praxis por falta de tiempo para analizar bien, o por no haber llegado a tiempo. Pero creedme nuevamente si os digo que si realmente tuviéramos una Sanidad bien gestionada desde todos los puntos de vista, se salvarían muchas más vidas al año de las que lo hacen y evitaríamos un gran sufrimiento personal, familiar y social, y con un gran rédito económico para el país en forma de ahorro de costes. Pero esto no va a cambiar, excepto que los ciudadanos tomemos cartas en el asunto y obliguemos a los políticos de todo signo, a que dejen de jugar con la Sanidad como arma arrojadiza política, lo que implica que jueguen con lo más sagrado que tenemos, la salud y la vida.

    A los políticos en general les pasa con la sanidad, lo que a los políticos nacionalistas les pasa con su defensa del idioma, que obligan a toda la población a estudiar en la lenguas minoritarias en sus Comunidades, pero ellos envían a sus hijos a estudiar al colegio inglés, francés o alemán. Asimismo, los políticos que no resuelven los problemas de salud de la población, saben que para ellos o sus familiares no hay listas de espera y si una atención especial y especializada cuando necesitan de la Sanidad Pública. O si no directamente se pagan una sanidad privada, lo que me parece muy bien, siempre y cuando recuerden que hay 30 millones de personas que aunque quisieran no podrían pagarla y que además la Salud de calidad es un derecho de todos los ciudadanos como se recoge en la Constitución.

    Yo empezaría por revocar las competencias y los presupuestos de las Comunidades Autónomas y devolvérselas al Estado. A ver si despertamos!

    06 nov 2022 / 01:00
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