Día de Europa

CADA 9 de octubre celebramos el Día de Europa, conmemorando la histórica declaración de Robert Schuman, ministro francés de Asuntos Exteriores, proponiendo la creación de una Comunidad Europea del Carbón y del Acero.

Corría el año 1950 y los países europeos trataban no solo de curar las heridas de la Guerra Mundial sino de recuperar la bonanza económica consumida por la conflagración bélica. Schuman sabía que ningún país en solitario, por muy poderoso que fuese, podría salir adelante con la fortaleza y seguridad que lograría una Europa Unida.

Algunos piensan que se trataba únicamente de un proyecto mercantil. Nada más lejos de la realidad. Los grandes padres del europeísmo del siglo pasado (Adenauer, Monnet, Churchill, de Gasperi, Schuman) soñaban con una nueva forma de cooperación política que mantuviese la paz entre las naciones europeas. Comenzaron por sentar las bases de la recuperación económica para ofrecer a los ciudadanos europeos bienestar. Sin olvidar el fortalecimiento de la democracia, como el sistema político que garantizaba la seguridad y libertad de todos los ciudadanos.

Hoy es más necesario que nunca este espíritu europeísta que ha dado lugar a la Unión Europea, tal como la conocemos. Los problemas que nos afectan, como estamos comprobando en esta época de pandemia, son globales y para resolverlos es preciso la unidad de acción. Es cierto que los países pierden competencias y ven reducida su autonomía, pero en la unidad reside su fuerza.

Queda un largo camino por delante, con desafíos tan importantes como el nacionalismo o el antieuropeísmo, germen del brexit que alejó al Reino Unido de la Unión Europea. Por eso, deberíamos celebrar con entusiasmo el Día de Europa todos los días del año. También en España, pues como estamos comprobando en estos tiempos cabizbajos, Europa es la solución.